La socialdemocracia alemana lanza hoy la candidatura de Steinbrück a la Cancillería

úrsula moreno BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

09 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Peer Steinbrück, el candidato socialdemócrata que aspira a desplazar a Angela Merkel de la Cancillería en las elecciones del próximo año, será elegido oficialmente hoy en Hannover. Ironías del destino, precisamente en la misma ciudad en la que hace apenas cinco días era coronada Merkel con una aplastante mayoría.

Hoy serán las bases socialdemócratas las que depositen su confianza en el ex ministro de Finanzas, de 65 años. En un congreso extraordinario, el SPD dará así su propio pistoletazo de salida a la campaña electoral, defendiendo los principios de «justicia, libertad y solidaridad», como no se cansa de repetir estos días Steinbrück en distintas entrevistas.

Esta vieja gloria del partido, en el que milita desde 1969, gana adeptos gracias a su poder retórico y su inteligencia, pero su genio, impaciencia y lengua a veces demasiado afilada le granjean igualmente detractores. El SPD, carente de una figura que liderara el partido durante los últimos años, buscaba nuevamente a un político sin pelos en la lengua, como lo fuera Gerhard Schröder. Cree haberlo encontrado en Peer Steinbrück, que no en vano ha ingresado jugosos honorarios dando conferencias durante los últimos años en entidades financieras; ingresos que se ha visto obligado a hacer públicos y que ascienden a 1,25 millones de euros en los últimos tres años.

Uno de los temas que defenderá en campaña es el de sueldos justos, explicó al diario Sueddeutsche Zeitung, donde denunciaba «el pago escandaloso a mujeres que ejercen [los llamados] minijobs [empleo precario]». En Alemania los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez tienen menos. Así lo revelaba un informe reciente del Gobierno. «No podemos permitir una división social cada vez mayor», explicaba Steinbrück. Por eso, entre otros puntales de su programa, estará la defensa de un salario mínimo interprofesional y fijar un impuesto a las grandes fortunas.