Kerry sustituye a Clinton como jefe de la diplomacia de EE.UU.
INTERNACIONAL

El fracaso de Boehner complica el diálogo para evitar el abismo fiscal
22 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.«John ha estado toda su vida preparándose para este papel», dijo Barack Obama ayer al presentar a John Kerry como el sustituto de Hillary Clinton al frente de la diplomacia estadounidense. «Desde hace 30 años ha jugado un gran papel en todas las decisiones importantes de política exterior», agregó el presidente para defender su nominación a secretario de Estado que tendrá que ser aprobada por el Senado, lo que se da por seguro ya que los republicanos han anunciado que votarán a favor.
El hasta ahora senador por Massachusetts presidía el Comité de Relaciones Exteriores en el Senado y puede decir que se ha reunido con casi todos los líderes mundiales, pero no era la primera opción de Obama para el cargo. El presidente quería tener ahí a Susan Rice, la embajadora estadounidense ante la ONU, pero una durísima campaña de los republicanos contra ella por sus declaraciones sobre el ataque al consulado de Bengasi la llevaron a renunciar la pasada semana.
Y la que tampoco estuvo ayer en la comparecencia en la Casa Blanca fue Hillary Clinton que se recupera de una conmoción cerebral. Obama dijo que en los próximos días le rendirá el homenaje público que merece, tras explicar que había hablado con ella por teléfono y que estaba deseando volver al trabajo.
Sobre Kerry destacó su pasado como veterano de la guerra de Vietnam y sus conocimientos de política internacional.
Más cerca del abismo
Si Obama aparecía contento en la comparecencia con Kerry no lo debía estar tanto a causa de la deriva que ha tomado la negociación para evitar el abismo fiscal. El presidente de la Cámara de Representantes, el republicano John Boehner, se vio obligado ayer de madrugada a suspender la votación de su plan B para evitar el abismo fiscal al no contar con los votos suficientes de su partido. La maniobra de Boehner que ya había sido vista como muy peligrosa se reveló finalmente como un fracaso.
El republicano, principal negociador de su partido para evitar que EE.UU. llegue al 1 de enero sin un acuerdo en materia de déficit e impuestos, dijo que «a menos que el presidente y el Congreso actúen, en diez días subirán los impuestos para todos los estadounidenses y entrarán en vigor devastadores recortes en defensa». Pero no adelantó nada sobre cuáles son sus intenciones de cara a la negociación.
El plan B de Boehner incluía una subida de impuestos a los que ganan más de un millón de dólares al año y esa ha sido la razón por la que sus colegas republicanos más conservadores no lo han apoyado. La oferta de la Casa Blanca para el acuerdo es aún más baja que eso: subir las tasas a los que ganan más de 400.000 dólares anuales.
Independientemente de que la posición política de Boehner ha quedado muy tocada tras el fracaso del jueves, EE.UU. se enfrenta ahora a un futuro incierto.