Napolitano se enfrenta al caos político más difícil de la República italiana

EFE

INTERNACIONAL

El reelegido presidente podrá intentar ahora formar un Gobierno de amplia mayoría o de coalición con el centroizquierda, el centro y el centroderecha. Si no lo consigue se verá obligado a disolver las Cámaras y convocar 45 días después nuevas elecciones legislativas

20 abr 2013 . Actualizado a las 21:42 h.

Giorgio Napolitano, a dos meses de cumplir 88 años, se enfrenta desde hoy, después de ser reelegido como presidente de Italia, a uno de los caos políticos con implicaciones institucionales más difíciles que ha vivido la República italiana, ante la incapacidad manifiesta de los partidos para formar Gobierno y elegir jefe de Estado. Tanto es así que el veterano político se ha erigido como la única autoridad política respetada en Italia. Sus partidos se han visto obligados a llamar a su puerta para que retome las riendas de la Jefatura del Estado -su mandato concluía el 15 de mayo- vistos los sonados fracasos para ponerse de acuerdo a la hora de elegir a su sustituto.

La imagen de descomposición política que irradia sobre todo del centroizquierda, vencedor de las elecciones, y ahora con fugas de votos, que han llegado a sumar hasta 101 «traidores», ha llevado al líder del Partido Demócrata (PD), Pier Luigi Bersani, a tomar la decisión de anunciar su dimisión. Y es que han sido tres días de votaciones en el Parlamento con 1.007 electores en un baile de candidatos de centroizquierda, el exsindicalista Franco Marini, que era apoyado también por el partido de Silvio Berlusconi, Pueblo y Libertad (PDL), y después el «consensuado» en el PD, el ex primer ministro y expresidente de la Comisión Europea, Romano Prodi, que cosecharon sendos fracasos.

Única opción, llamar a la puerta del viejo conocido

En este constante tira y afloja y continuos movimientos entre los partidos para lograr conquistar la jefatura del Estado, los únicos que se mantuvieron firmes en sus intenciones fueron los miembros del Movimiento 5 Estrellas (M5S), del cómico Beppe Grillo, que desde el inicio apoyó a su candidato, el jurista Stefano Rodotà. El resto, centroizquierda, centroderecha, centro y hasta los representantes de las regiones, convino en que lo más sensato era llamar a la puerta del viejo conocido, quien ya había reiterado que no deseaba ser reelegido. «Pero, ¿por qué no me dejáis descansar?», fue su respuesta.

Napolitano recibió hoy a una insólita peregrinación de personajes: desde el dimisionario Pier Luigi Bersani a Silvio Berlusconi, pasando por el presidente del Gobierno en funciones, Mario Monti. Todos instaron al anciano a regresar al Quirinal ante «la grave situación» creada después de las elecciones. En el sexto escrutinio, el veterano político superó ampliamente la mayoría absoluta requerida (504) al alcanzar 738 votos procedentes de PD, PDL y Elección Cívica, de Monti. Ahora podrá disolver el Parlamento, una facultad que no pudo ejercer durante los seis últimos meses de su mandato por normativa constitucional.

¿Qué hará ahora Napolitano?

En este punto, el jefe de Estado podrá intentar formar un Gobierno de amplia mayoría o de coalición con el centroizquierda, el centro y el centroderecha que sigan los puntos programáticos planteados por el grupo de expertos. El llamado «comité de sabios», dos grupos de trabajo, uno socioeconómico y otro jurídico-institucional, fue creado por Napolitano el 30 de marzo ante la incapacidad de los partidos para formar Gobierno.

La reforma de la ley electoral, la reforma de la financiación pública de los partidos, la Ley de Estabilidad, la rebaja del impuesto sobre bienes inmuebles de la primera casa a las clases más desfavorecidas y la reducción del número de parlamentarios fueron algunas de las propuestas que dieron las comisiones.

Con la reforma de la ley electoral, por la que todos claman, aunque nadie hace nada por aprobarla, después Napolitano podría convocar elecciones y retirarse a «descansar» los últimos años de su vida. En caso de que no consiga crear un Gobierno de coalición, el presidente se vería obligado a disolver las Cámaras y convocar 45 días después las nuevas elecciones legislativas en las que, según los analistas, Berlusconi se perfilaría como favorito ante el batacazo y la anarquía que reina en el centroizquierda.