Isabel II deja sin mención la consulta sobre la UE que prometió Cameron

Gabriel Fraga LONDRES / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Londres anuncia un endurecimiento de la política contra los inmigrantes

09 may 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

En una Cámara de los Lores abarrotada, la reina Isabel II pronunció ayer el discurso que cada año marca la hoja de ruta del Gobierno británico. En el acto se anunciaron 15 leyes y 4 borradores que el Ejecutivo pretende aprobar este año y los inmigrantes ocuparon de nuevo el centro del debate. Sin embargo lo más llamativo fue la discreta delegación de poderes de la reina en su hijo y los problemas del primer ministro para salir del callejón sin salida en el que le ha metido el referendo sobre la UE.

Pese a tratarse de un evento político, este discurso de la reina ha tenido un gran componente monárquico, y es que por primera vez el príncipe Carlos ha acompañado a su madre a la cita. Además, hace solo unos días que la reina anunció que no acudirá a la cumbre de la Commonwealth en Sri Lanka, y a partir de ahora será el príncipe de Gales el que la represente en actos que tengan lugar en tierras lejanas. También es la primera vez que la reina menciona Gibraltar y Malvinas. Expresó su deseo de que sean los habitantes de estas islas los que decidan su futuro.

El Gobierno de coalición de Cameron y Clegg confirma el endurecimiento de su agenda antiinmigración: el acceso de extranjeros a las prestaciones sociales será limitado considerablemente. Este giro a la derecha se achaca al ascenso electoral del UKIP, el partido antieuropeo y ultranacionalista que hace solo unos días dejó a Cameron en evidencia en las municipales.

Sin embargo, en el discurso no si escuchó ni un palabra sobre la ley para gravar las bebidas alcohólicas de bajo coste, una medida que trataba de paliar el alcoholismo, ni sobre retirar los logos de las marcas de las cajetillas de tabaco, ni tampoco sobre el matrimonio gay, un tema que impulsó el propio primer ministro. Los expertos explican estos descartes señalando al jefe de campaña de Cameron, el canadiense Lynton Crosby, que recomendó «arrancar los percebes del barco», refiriéndose a desechar medidas impopulares.

Lo que nadie se explica es por qué no se mencionó el referendo sobre la permanencia en la UE, un asunto considerado vital por los ciudadanos a los que Cameron prometió un plebiscito si gana las generales en 2015. Hasta Lord Lawson, un veterano de los tories y hasta hace poco un reconocido europeísta, ha salido a la palestra para pedir la retirada de la UE. La rama más radical del partido cree que la clave para ganar en 2015 es celebrar la votación sobre la UE antes de las elecciones.

La estrategia de Cameron, la moderación, está acabando con la paciencia de lo suyos. Al premier se le pide un golpe de mando que acabe con la amenaza del UKIP, pero por mucho que gira el timón, el barco parece estacando en el fondo.