Obama y Xi Jinping buscarán generar confianza mutua en una cumbre vital

AFP

INTERNACIONAL

Se reunirán en un oasis del desierto californiano en un encuentro inusualmente distendido

08 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El presidente estadounidense, Barack Obama, y su par chino, Xi Jinping, tienen previsto reunirse este viernes en un oasis del desierto californiano en un encuentro inusualmente distendido que, se espera, mejorará las relaciones por años.

Las acusaciones cruzadas de hackeo y espionaje informático entre ambos países, el desafío nuclear de Corea del Norte y las constantes quejas comerciales entre las dos economías más grandes del mundo, socios obligados y rivales a la vez, dominarán las conversaciones.

Pero Obama -que ya se había encontrado con Xi a principios de 2012 cuando éste era vicepresidente- tiene un propósito más amplio: intentar deducir la visión estratégica del hombre que guiará a la creciente China más allá de su propia presidencia, por lo que los resultados del encuentro no tendrán tanto un efecto inmediato como en el largo plazo.

Xi realiza su primer visita como presidente a Estados Unidos, tres meses después de asumir el control de la maquinaria del Estado chino, y los expertos consideran que ésta será la reunión sino-estadounidense más significativa en años.

Obama buscará asimismo un nuevo intento por lograr avances en una relación geopolítica que probablemente definirá en parte su legado, y que ha causado frustración en la Casa Blanca en las conversaciones poco distendidas con el ex presidente chino Hu Jintao.

No se esperaba que Obama y Xi se reunieran hasta la cumbre del G20 en Rusia en septiembre, pero ambas partes, sintiendo la incertidumbre de su en ocasiones difícil relación, valoraron los beneficios de un encuentro temprano.

El portavoz de la Casa Blanca, Josh Earnest, dijo que Obama deseaba «un ambiente informal» y que esperaba «ver si existían mayores oportunidades para ambos de ampliar los asuntos sobre los cuales» Estados Unidos y China cooperan.

Los mandatarios tienen previsto reunirse en el suntuoso retiro de Annenberg, en el desierto de la soleada California.

«Desde el inicio de los mandatos de ambos presidentes, sentimos que tener este tipo de encuentro para conversaciones abiertas e informales entre ambos líderes les permitiría cubrir la agenda más amplia posible», dijo un funcionario estadounidense bajo condición de anonimato.

Pero Obama también quería «forjar una relación de trabajo en la que nos podamos recostar mucho en los años venideros», agregó.

«La relación sino-estadounidense es tan importante como cualquier relación bilateral para trazar la trayectoria de la economía global y la seguridad global en el siglo XXI», indicó.

Obama y Xi se reunirán el viernes a las 17H00 (00H00 GMT), antes de las conversaciones formales y una cena de trabajo. Luego se volverán a reunir en la mañana del sábado.

La Casa Blanca no espera grandes avances, en parte debido a la rapidez con que se organizó la agenda y en parte debido a lo agudo de los temas que enfrentan a ambos líderes.

Pero se esperan conversaciones con mucha franqueza sobre seguridad informática, tras una serie de informes acerca de operaciones desde China para robar grandes secretos militares y comerciales estadounidenses.

China ha dicho creer que también es víctima de espionaje informático y confrontará a Washington sobre sus propias actividades.

En un intento por asegurar que el tema no ensombrezca la cumbre, ambas partes ya han anunciado que sostendrán diálogos a nivel de grupos de trabajo sobre ciberseguridad en julio.

El capítulo Corea del Norte también estará sobre la mesa. Los funcionarios estadounidenses se han mostrado alentados por las señales de que China se está impacientando con las bravuconadas de Pyongyang.

A Xi también le interesará escuchar las explicaciones de Obama sobre su posicionamiento militar y diplomático Asia-Pacífico, que ha irritado a Pekín, y que para algunos observadores busca contener el ascenso de China.

Por su lado, Obama está presionado para enfrentar lo que líderes empresariales estadounidenses consideran políticas económicas depredadoras de China, así como el robo de la propiedad intelectual estadounidense.

Ya hay especulaciones en Washington sobre los próximos pasos si Obama y Xi llegan a congeniar.

John Frisbie, presidente del Consejo Empresarial China-Estados Unidos, dijo que las conversaciones ya eran un 50 por ciento exitosas por el solo hecho de tener lugar en esta fecha tan temprana.

«Dependiendo de cómo se den las cosas este fin de semana, el próximo paso (...) podría ser una cumbre presidencial anual», dijo.

«Mucha gente, nosotros incluidos (...) sentimos que esta es una relación bilateral importante, una de las más importantes, si no la más importante, para ambos países», indicó.

Previo a las conversaciones, activistas y familiares de prisioneros políticos encarcelados en China instaron a Obama a hacer de los derechos humanos una prioridad en las conversaciones.

Por otro lado, varios cientos de manifestantes abuchearon a Xi en las afueras del complejo vigilado, entre ellos miembros del movimiento espiritual prohibido Falungong, con tibetanos cantando «China, ¡sal de Tíbet!»

«El presidente Obama debería dejar la diplomacia centrada en temas comerciales y en cambio impulsar la diplomacia por los derechos humanos», dijo Chen Guangcheng, el abogado ciego que el año pasado escapó de su arresto domiciliario en Shandong (este de China) para refugiarse en la embajada de Estados Unidos.

Horas antes de la cumbre, el hermano de Chen informó que China les había otorgado pasaportes a él y a su madre para poder verlo.