El defenestrado dirigente comunista consigue mantener su carisma gracias a los debates judiciales
24 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Las autoridades chinas quieren dar una impresión de equidad y transparencia difundiendo en internet los argumentos de defensa que el exdirigente Bo Xilai expone en su proceso, pero el veredicto ya está decidido, opinan varios expertos.
El exmiembro del poderoso Buró político del Partido Comunista, que comparece desde el jueves por corrupción, desvío de fondos y abuso de poder, parece en apariencia luchar mano a mano en la sala de audiencias, argumentando contra los cargos que le hace el fiscal.
Esto si se confía en el principal medio para seguir los debates, los microblogs difundidos en diferido por el tribunal de Jinan (este) donde es juzgado.
La prensa extranjera no tiene acceso a la sala del juicio y es imposible asegurar que esos microblogs den cuenta de la realidad de una manera fiel y exhaustiva.
Dentro del tribunal no hay nadie que sea independiente e informe acerca de los debates; la censura, además, se aplica a los comentarios de los internautas.
La combatividad que demuestra Bo, según esas transcripciones, contrasta con la docilidad que muestran habitualmente los altos dirigentes chinos procesados. Pero ello no debería influir en un veredicto ya decidido en las altas esferas, advierten los analistas.
«En consecuencia, cualquiera que sea la manera como se comporte, el tribunal se pronunciará de acuerdo al libreto escrito con antelación», recalca Steve Tsang, experto en política china de la Universidad de Nottingham.
Según él, la suerte de Bo, cuya caída espectacular en 2012 sacó a la luz las profundas divisiones en el seno del Partido Comunista, ya ha sido objeto de largas negociaciones al más alto nivel del Estado.
Otro experto de la Universidad de Hong Kong, Willy Lam, opina que se le ha podido otorgar una relativa libertad de palabra para darle al proceso un barniz de transparencia.
«Las autoridades van a jactarse de haberle ofrecido la oportunidad de defenderse él mismo», dice.
Esto también sirve para la propaganda y va en el mismo sentido que la reciente voluntad mostrada por Pekín de querer hacer respetar más estrictamente las reglas de un Estado de derecho, añade.
El periódico China Daily titula de hecho este viernes: «El proceso a Bo Xilai innova en términos de transparencia».
Bo Xilai calificó el jueves a Tang Xiaolin, testigo clave de la acusación, de «perro loco» que «vendió su alma», y estimó «grotescas» las afirmaciones de su esposa, Gu Xilai, según las cuales había llenado de dólares una caja fuerte que la pareja compartía.
Bo, desmontando algunas declaraciones del fiscal, calificándolas de «ilógicas» y «contrarias a la razón», se midió también en una confrontación reñida con Xu Ming, otro empresario del cual habría recibido, según el fiscal, 20,7 millones de yuanes (2,5 millones de euros).
Bo lo bombardeó de preguntas y negó haberse enterado de la generosidad de Xu hacia Gu Xilai y el hijo de la pareja, Guagua.
«Se puede decir que (gracias a los debates) Bo preserva su reputación de no conformista, de figura política carismática (...) y que en consecuencia al menos obtuvo eso, en contraste con su esposa (condenada en agosto de 2012 por asesinato) y con otras víctimas de las luchas por el poder» en el seno del Partido, que dieron la impresión de haber sufrido su suerte, estima Lam.
Según He Weifang, profesor de derecho en la Universidad de Pekín, la difusión en la red Sina Weibo (equivalente chino de Twitter) de elementos de la audiencia solo se ha podido hacer con la autorización de las más altas autoridades.
«Pienso que al hacer esto los dirigentes creen que pueden convencer más a la gente de que el proceso es justo, aun cuando a todas luces no es totalmente el caso», observó.
Para Steve Tsang, las autoridades toman «un riesgo calculado», pero con toda probabilidad llegaron a un acuerdo con Bo sobre su sentencia, permitiéndole evitar la pena de muerte que pesa sobre él.