La respuesta del Gobierno y de los partidos mayoritarios en España a las revelaciones sobre el espionaje masivo de la NSA ha sido mucho más tibia que la de otros países europeos como Alemania o Francia. El escándalo salpica a Rajoy en plena negociación para ser recibido en la Casa Blanca por Obama. De ahí que el presidente del Gobierno no esté interesado en tensar la cuerda, ni siquiera ante la posibilidad de haber sido espiado personalmente, y prefiera pedir prudencia antes de elevar una protesta como la que ya ha formulado Berlín. De hecho, fuentes del Gobierno dan por seguro que este escándalo y la moderada respuesta española facilitarán el objetivo de que Rajoy sea finalmente recibido por Obama. El hecho de que el CNI colaborara con el GCHQ británico en los rastreos encubiertos de Internet, revelado por Snowden, tampoco invita a elevar el tono.
Rajoy cuenta además en este asunto con el beneplácito del líder del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, que tuvo a su cargo al CNI en la pasada legislatura, y que, a pesar de exigir explicaciones, ya reconoció el pasado miércoles en el Congreso que los servicios secretos españoles y norteamericanos «llevan años» colaborando. El director del CNI tendrá que explicar si, como parece, estaba al corriente de que EE.UU. pinchaba millones de llamadas telefónicas en España y si, como ha revelado el diario The Guardian, el servicio secreto español colabora desde el 2008 con una empresa británica de telecomunicaciones para infiltrarse en Internet.
Tensión Berlín-Washington
Madrid es en todo caso un objetivo menor para la NSA. Mientras en España se espiaron en un mes 60 millones de llamadas, en Alemania fueron 361 millones, en Afganistán 21.980 millones y en Estados Unidos 3.000 millones. Las consecuencias más graves del conflicto pueden afectar a la relación entre Estados Unidos y Alemania, que no eran ya buenas, dado que Berlín lleva años exigiendo a Washington un trato privilegiado similar al que dispensa a Gran Bretaña. Alemania parece ahora dispuesta a escuchar todo lo que Snowden quiera contarle a la fiscalía, lo que agravará el problema.