La inseguridad se adueña de la zona más afectada por el tifón

Redacción / La Voz

INTERNACIONAL

MAST IRHAM

Ocho personas murieron aplastadas en el asalto a un almacén de arroz

14 nov 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La inseguridad crece en la zona cero del desastre creado por el tifón Haiyan, en la capital de la isla de Leyte, Tacloban. La impotencia, el hambre y la desesperación se ha apoderado de los damnificados ante la todavía escasa ayuda que les llega e hizo que ayer una multitud asaltara un almacén de arroz, mientras otros desentierran tuberías en busca de agua y otros muchos intentan huir del desastre. El Gobierno de Manila intenta defenderse de que los que le acusan de inoperancia, señalando que se enfrenta a su mayor reto logístico ante un desastre que afecta a 11 millones de personas.

Ocho personas murieron cuando se vino abajo un depósito de arroz que estaba siendo saqueado por la muchedumbre en Alangalang, a 17 kilómetros de Tacloban. Los saqueadores se llevaron más de 100.000 sacos de 50 kilos de arroz cada uno, indicó a la agencia AFP Rex Estoperez, portavoz de la Autoridad Nacional de la Alimentación.

En la capital, un intercambio de disparos obligó a aplazar un entierro colectivo. «Terminamos de cavar el emplazamiento para el entierro (...), hubo varios tiros» y la policía pidió al convoy que diera media vuelta, explicó el alcalde, Alfred Romualdez. Además el ayuntamiento anunció que al menos diez presos escaparon de la cárcel tras la llegada del tifón.

No hay suficientes vuelos desde el derruido aeropuerto de Tacloban para hacer frente al deseo de huir de muchos supervivientes, que se agolpan en el recinto desde hace días. Algunos han llegado hasta allí después de haber caminado durante horas. Agotados, traumatizados y hambrientos, ayer por la mañana provocaron una avalancha al intentar subirse a alguno de los aviones militares que descargan ayuda humanitaria.

«Llevamos tres días aquí pero no hemos conseguido tomar un avión. Vamos a morir de hambre», explica Angeline, la madre de una niña de 7 años que se desmayó. Un grupo se quejaba de que a las familias de militares se les dio prioridad para abordar los aviones.

Desentierran tuberías

Algunas personas desentierran tuberías en su desesperada necesidad de conseguir agua. «No sabemos si es seguro. Tenemos que hervirla. Pero al menos tenemos algo», dijo Christopher Dorano, 38 años.

Grupos criminales han aprovechado el caos para darse al pillaje. Las fuerzas de seguridad filipinas dispersó a tiros a hombre armados que intentaban saquear un almacén de suministros en el distrito de Abucay, cerca de Tacloban. En Luzón, rebeldes del comunista Ejército Popular murieron el martes cuando atacaron un helicóptero con ayuda humanitaria.

Los equipos de rescate avanzaban con dificultades para hacer llegar más materiales de primera necesidad y personal médico hacia las zonas más afectadas, donde las carreteras siguen cortadas.

Equipos de Bélgica, Japón, Israel y Noruega ya han llegado para establecer hospitales de campaña, mientras los ocho C-30 aviones de transporte de Estados Unidos se encarga de entregar la ayuda en Tacloban.

El presidente del Consejo para la Gestión y Reducción de Desastres filipino, Rene Almendras, dijo que «se exploran todas las alternativas» para enviar una ayuda cuyo volumen «es tan grande que no podemos moverla toda por vía aérea».