La comunidad internacional se prepara para los cambios que puedan incidir en la economía tanto la independencia de Escocia como el referéndum británico sobre su continuidad en la Unión Europea
14 sep 2014 . Actualizado a las 13:03 h.Los problemas del Reino Unido sobre el futuro de su economía se han complicado en las últimas semanas. A la caída de la libra cuando se han conocido los datos de las encuestas que dicen que una mayoría de escoceses votarán por la independencia, se unen las suspicacias de las grandes compañías financieras estadounidenses con sede en Londres sobre la posible salida del Reino Unido de la UE. Demasiados cambios para los banqueros.
La promesa hecha por el primer ministro británico David Cameron de celebrar un referéndum para decidir si su país se queda o no en la UE tiene consecuencias insospechadas al otro lado del Atlántico. Y aunque esa posibilidad no está siquiera a la vuelta de la esquina, las empresas financieras estadounidenses ya se han puesto a trabajar en ella.
Lo que les ha prometido Cameron a sus conciudadanos es que si gana las próximas elecciones, que se celebrarán en mayo del año próximo, renegociará las condiciones de adhesión de su país a la UE y, eventualmente, convocará un consulta en la que los británicos decidan si quieren seguir o no dentro de la Unión Europea. De celebrarse esa convocatoria, según las previsiones de David Cameron, sería en el año 2017.
Así que la posibilidad es remota en todos los sentidos, pero es real. Pero es que además a ella se une otra cuestión, la UE se dispone a poner en marcha la unión bancaria. Y en ese cometido no está nada clara la posición que va a tener el Reino Unido. Aunque es evidente que no será el Banco Central Europeo el que controle el Banco Central Británico.
Es decir, parece evidente que Reino Unido quedará fuera de la unión bancaria. Y eso plantea un problema a muchas grandes empresas financieras internacionales. En el caso de las estadounidenses, el diario económico inglés Financial Times informaba este mes de agosto que han empezado ya a preparar estrategias para enfrentarse a estas nuevas situaciones.
Sede natural europea
Londres se ha convertido en la sede natural para la mayoría de las grandes compañías financieras estadounidenses y asiáticas que quieren operar en Europa. La razón es obvia. El idioma inglés es la primera y las magníficas tradicionales relaciones entre Estados Unidos y Reino Unido, la segunda como también las similitudes en las regulaciones financieras.
Eso ha conseguido que 250 bancos y empresas financieras extranjeras hayan establecido su sede europea en Londres, desde donde puede realizar operaciones en el resto de los 27 países del mercado único europeo.
Este es un gran negocio para Gran Bretaña. Un negocio enorme. De acuerdo con los datos del propio Ministerio de Economía británico, un millón cuatrocientos mil personas trabajan en este sector, muchas de ellas para estas compañías extranjeras.
De acuerdo con el FMI esta situación ha hecho que Reino Unido se convierta en el mayor exportador mundial de servicios financieros que le proporcionan un superávit comercial de 67.000 millones de dólares.
Es decir que estamos hablando de un negocio muy grande, cuya pérdida, si se produjera, provocaría un golpe feroz a la economía británica: 45.000 millones de pérdidas.
Porque eso es precisamente lo que podría ocurrir con la salida de la UE, que perdiera ese negocio.
La razón es fácil de entender. Todas esas compañías financieras extranjeras tienen su sede en Londres porque desde allí pueden operar en el resto de los países de la UE. Si Gran Bretaña saliera de la UE o, incluso, cuando no forme parte completa de la próxima unión bancaria el panorama cambiará y Londres ya no será para estas compañías la entrada natural en la UE.
El artículo del Financial Times de este mes de agosto anunciaba que los grandes bancos estadounidenses, tanto los corporativos como los de inversión, preparan sus planes para cuando esto ocurra, si ocurre.
Y aunque no dan muchos datos para no enfadar a sus hasta ahora magníficos socios británicos, esos planes de contingencia ante la nueva situación que se avecina pasa por salir de Londres.
La opción irlandesa
Dublín, la capital de Irlanda, es una de esas alternativas que estarían contemplando grandes bancos como Bank of America, Citigroup o Morgan Stanley. Irlanda también tiene el inglés como lengua oficial, está cerca de dónde operan ahora y forma parte plenamente de la UE y además tiene impuesto de sociedades muy bajo. No se descarta incluso que el Gobierno irlandés habría emprendido una campaña, en la sombra, para promocionar su propia candidatura, circunstancia que desde el Ejecutivo se niega, pero es que no podría admitirlo porque se vería como una puñalada a sus vecinos británicos.
Pero la opción irlandesa también tiene desventajas. Muchos expertos dudan de la capacidad de este pequeño país para absorber un negocio de esta envergadura. Incluso varios medios señalaban estos días que algunas de las grandes firmas financieras han sacado de ese país parte de sus negocios precisamente porque el sistema financiero irlandés es demasiado pequeño para acogerlos. Incluso Goldman Sach vendió el año pasado el negocio que tenía allí y renunció a su licencia para operar en Irlanda. Y es que el territorio donde se instalen estas compañías necesitan contar con una infraestructura, tecnológica, jurídica?, para que puedan funcionar.
Claro que otros advierten que todo esto ocurrió antes de que Cameron planteara la posibilidad del referéndum.