EE. UU. y China dejan en fuera de juego a la ONU y Kioto en su pacto por el cambio climático

Raúl Romar García
Raúl Romar REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

El gran valor del acuerdo es el de servir como impulso para un nuevo acuerdo mundial el próximo año al que se sumen países como Japón, Rusia, Canadá, Brasil o India

13 nov 2014 . Actualizado a las 05:00 h.

Estados Unidos nunca ratificó el Protocolo de Kioto, el marco legal establecido por la ONU para reducir los gases de efecto invernadero causantes del cambio climático y nunca se mostró partidario de someterse a las reglas auspiciadas por Naciones Unidas que le obligaban a establecer recortes claros y acreditados por jueces independientes. China sí ratificó Kioto, pero en su primer período de vigencia, el que expiró en el 2012, cuando no tenía obligaciones al ser considerado un país en desarrollo. Ambos países nunca quisieron imposiciones de terceros y con el acuerdo de ayer han dejado claro que, si hay alguna política que se deba seguir en la materia, es la que se ajuste a sus intereses, lo que deja en fuera de juego a la convención de la ONU sobre cambio climático y al esfuerzo de la UE, la única que desde el principio se tomó en serio el calentamiento global, con compromisos claros y vinculantes.

¿Hasta qué punto es histórico el acuerdo de ayer?

Lo es porque es la primera vez que EE.UU. plantea a nivel internacional un compromiso claro para la reducción de emisiones de entre el 26 % y el 28 % de aquí al 2025, tomando como año de referencia el 2005, y porque China, que no incluye rebajas en su propuesta, sí acepta llegar a su límite de emisiones en el 2030 y a utilizar un 20 % de energías renovables en la misma fecha. Ambos países suman casi el 50 % de las emisiones globales de CO2, por lo que cualquier gesto de reducción o control, aunque sea pequeño, es muy importante.

¿Es suficiente?

Está por ver, porque habrá que determinar cuál es la suma de reducción global a la que se espera llegar el próximo año en la cumbre de París y las obligaciones que asumirán los demás países. De entrada, el esfuerzo de EE.UU. es menor que el vinculante que suscribió la UE en la cumbre de Catar del 2012, donde se fraguó el protocolo de Kioto + 2, que le obliga a rebajar sus emisiones en un 20 % de aquí al 2020, pero respecto a los niveles de 1990, lo que en términos absolutos supone una mayor rebaja. La UE también se acaba de comprometer a reducir sus gases en un 40 % para el 2030.

-¿Está en vigor Kioto?

Sí, aunque solo su descafeinada prórroga, la que se firmó en Catar. Fue, en su momento, un remiendo para evitar un fracaso absoluto. Ahora mismo solo compromete a la UE, Australia, Noruega y Croacia, que suman poco más del 20 % de las emisiones globales.

-¿El acuerdo puede impulsar un nuevo pacto mundial?

Este es, de hecho, el gran valor del acuerdo, ya que impulsará el próximo año un nuevo acuerdo mundial al que se sumen países como Japón, Rusia, Canadá, Brasil o India. Lo que parece probable es que poco o nada tendrá que ver con Kioto.

-¿Será bajo el marco de la ONU?

La ONU volverá a dirigir las negociaciones, pero visto el precedente de China y EE.UU., que han establecido un acuerdo a la carta, será difícil que a otros países se les puedan imponer reducciones. Dependerá de lo que cada uno de ellos esté dispuesto a asumir voluntariamente. Queda también por responder si estarán dispuestas China y EE.UU. a que un árbitro internacional compute su reducción de emisiones, algo a lo que hasta ahora se negaban.