Europa se impacienta con Grecia y le pide que deje de perder el tiempo

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

YVES HERMAN | REUTERS

Autoridades griegas y troika se reúnen mañana para discutir las reformas

10 mar 2015 . Actualizado a las 15:02 h.

El Eurogrupo pierde la paciencia y Grecia, el tiempo. Es lo que constataron ayer en Bruselas los ministros de Finanzas del euro. Dos semanas después de firmar la segunda prórroga del actual programa de rescate, Atenas sigue enfangada en un debate estéril sobre quién, dónde y cómo negociar la lista de reformas que el país debe poner en marcha si quiere recibir los 7.200 millones pendientes de desembolso.

El presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, acusó ayer al Gobierno griego de haber «hecho poco» desde entonces. No en vano, el ministro de Finanzas heleno, Yanis Varufakis, se presentó en el Consejo con una escueta lista de seis propuestas de las 20 que se le exigen a su Gobierno. Suenan bien a oídos de sus 18 colegas europeos, pero son insuficientes. «En absoluto aceptaremos esta lista en el lugar del 30% de reformas que quieren reemplazar del programa. Debemos empezar las conversaciones en serio», anunció Dijsselbloem antes de advertir a Grecia que «la extensión del rescate dura cuatro meses y el tiempo se está yendo». Varufakis negó la acusación: «No solo no hemos perdido tiempo sino que hemos respondido con gran rapidez a las circunstancias que nos hemos encontrado».

Atenas se resiste a seguir la hoja de ruta que le marcan los socios. El Gobierno de Syriza mantiene su particular pulso con Europa para poder aplicar una parte del programa con el que ganó las elecciones y que tanto recelo despierta en capitales como Berlín, Madrid o Lisboa. Su líder, Alexis Tsipras, se reunirá con el presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker, el próximo viernes en Bruselas en busca de un aliado. El primer ministro heleno necesita apoyo político para aliviar la crisis humanitaria que vive Grecia.

Pero nadie se lo pondrá fácil. No habrá ayuda financiera hasta que «no se encarrile la ejecución de reformas» y solo entonces «se podría considerar el desembolso de fondos», aseguró el titular holandés de Finanzas. El comisario de Economía, Pierre Moscovici, recordó en la misma línea que «la confianza se gana con actos concretos».

La batalla no ha hecho más que empezar. Todos se preparan para taponar las vías de escape a Atenas. Grecia deberá caminar de la mano con la antigua troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y Fondo Monetario Internacional), ahora llamada «instituciones», para diseñar a nivel técnico el programa completo de reformas en vista de los escasos progresos. El primer encuentro entre las autoridades griegas y los representantes de la troika tendrá lugar mañana en la capital belga. Tsipras tampoco ha podido evitar una nueva visita de los hombres de negro a Atenas ese mismo día. Una última humillación para el pueblo griego, que detesta a ese equipo de tecnócratas cuyas visitas siempre han sido el preludio de más sacrificios.

El tiempo apremia y la posibilidad de una quiebra vuelve a sobrevolar Grecia. Poco ayuda el mutismo de Varufakis sobre la situación de las finanzas helenas: «La situación de liquidez no es boyante», advirtió ayer el ministro español Luis de Guindos. El Banco Central Europeo sigue apretando las tuercas a Atenas y se niega a comprar deuda helena hasta el verano para forzar a Tsipras en las negociaciones.

En medio de toda la disputa política resurgen las voces favorables a un Grexit, que nunca faltan en Bruselas. Pero la canciller alemana, Angela Merkel, volvió a salir ayer al paso para calmar los ánimos: «Lo vuelvo a repetir, nuestro objetivo es que Grecia se quede en la eurozona», aseguró desde Japón.