La Habana deja claro a Obama quiénes son sus verdaderos amigos

Milagros L. de Guereño LA HABANA / COLPISA

INTERNACIONAL

Una carta para la historia. La cubana Ileana Yarza siente que «ha entrado en la historia» tras recibir el jueves la carta remitida por Obama con el membrete «USA-Cuba Direct»
Una carta para la historia. La cubana Ileana Yarza siente que «ha entrado en la historia» tras recibir el jueves la carta remitida por Obama con el membrete «USA-Cuba Direct» UESLEI MARCELINO | Reuters

La visita de Maduro a Cuba ayer adelanta que Venezuela será uno de los temas de la reunión entre Raúl Castro y el presidente de EE.UU.

19 mar 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Toda Cuba estaba volcada en la próxima visita de Barak Obama hasta que en la madrugada del viernes, y por sorpresa para la mayoría de los medios, aterrizó en La Habana Nicolás Maduro expresando su felicidad por llegar a «nuestra casa común». Al margen del objetivo oficial del viaje (se aprobó un plan de cooperación bilateral hasta el año 2030), su presencia obedeció a un doble propósito. Por un lado, el Gobierno de Raúl Castro recuerda a los nuevos amigos estadounidenses que no renuncia a seguir apoyando a sus antiguas amistades y los «principios socialistas». Por otro, que el tema de Venezuela estará presente en la conversación entre Obama y Castro, quien supuestamente mediará para que su invitado entienda la situación y suavice sus políticas hacia el Gobierno chavista.

Aunque Cuba comenzó un proceso de diversificación de socios tras el golpe de Estado del 2002 contra Chávez, continúa teniendo en Venezuela su principal aliado comercial y político. El propio ministro cubano de Exteriores lo recordaba el jueves durante la inauguración de la sala de prensa para la visita de tres días. Bruno Rodríguez agradeció la posición de Obama contra el bloqueo y «los llamamientos reiterados al Congreso para levantarlo», pero también insistió en que persisten «grandes diferencias [...] en materia de sistemas políticos, democracia, derechos humanos, aplicación e interpretación del derecho internacional [...] y en relación con las guerras imperialistas no convencionales que están provocando oleadas de refugiados en Europa».

Una «relación distinta»

Rodríguez explicó que buscan «una relación distinta a la visión del Gobierno norteamericano con la América Latina y el Caribe». En este sentido, admitió que tienen «grandes diferencias a partir de nuestra enfática, irrestricta y plena solidaridad con la República Bolivariana de Venezuela», por lo que exigen a la Casa Blanca «que aquella Orden Ejecutiva recientemente renovada, que califica a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria a la seguridad nacional de EE.UU., que es arbitraria y agresiva, sea eliminada».

Tras dejar claro que Cuba no «negociará cambios políticos internos», el titular de Exteriores lamentó que las últimas medidas de la Administración estadounidense no hayan sido más «ambiciosas» y criticó su discurso acerca del «empoderamiento» de la sociedad cubana. Según sus palabras, «nadie podría pretender que, para avanzar hacia la normalización de relaciones entre ambos países, Cuba tenga que renunciar a uno solo de sus principios». Rodríguez también anunció que «el Gobierno cubano decidió eliminar el gravamen del 10 % que se aplica al dólar estadounidense cuando ingresa» en Cuba, aunque recordó que las relaciones no serán normales mientras el bloqueo exista.

El mensaje está servido. Habrá que ver cómo se acercan las posiciones; una importante es que ambas partes se reconocen como legitimas interlocutoras. Eso no pasaba hace años, cuando los Gobiernos de EE.UU. apostaban por acercase a los opositores.

La agenda oficial de la estancia de tres días de Barack Obama y su familia en La Habana recoge un encuentro formal con Raúl Castro, otro con el cardenal Jaime Ortega, un histórico «discurso al pueblo cubano» que Washington confía en que sea transmitido en directo por radio y televisión y una mesa redonda con disidentes y líderes de la sociedad civil.

No está contemplado el encuentro con Fidel, aunque podría darse una sorpresa.