Maduro, «loco de amor por Venezuela»

JULIO Á. FARIÑAS A CORUÑA

INTERNACIONAL

Rousseff, entre Maduro y Mujica en un acto en Montevideo en el año 2013.
Rousseff, entre Maduro y Mujica en un acto en Montevideo en el año 2013. STRINGER | REUTERS

La visita de Rodríguez Zapatero a Caracas coincidió con el debate público que mantuvieron el mandatario venezolano y el expresidente de Uruguay, quien acusó al primero de estar «como una cabra»

22 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Pepe Mujica, el expresidente de Uruguay y todo un referente de la izquierda en América Latina, esta semana saliendo al paso de los furibundos ataques del actual responsable de los destinos de Venezuela contra el secretario de la Organización de Estados Americanos (OEA), dijo que «Maduro está loco como una cabra».

Al aludido le faltó tiempo para responderle: «estoy loco como una cabra sí, loco de amor por Venezuela, por la revolución bolivariana». Y lo hizo en un acto con cuadros de su partido en el teatro Teresa Carreño de Caracas en el que también humilló a un militante que tuvo la osadía -él le llamó indisciplina- de levantarse de su asiento para intentar entregarle una carta en mano.

El lúcido comentario de Pepe Mujica, que no reniega de su amistad con el presidente venezolano coincidió en el tiempo con la presencia de Rodríguez Zapatero en Caracas; quien viajó de nuevo como hombre bueno -al menos oficialmente- para propiciar el diálogo entre el chavismo y una oposición que desde su anterior visita -en diciembre del año pasado- fue acreditada en las urnas como la representación política de la mayoritaria del país.

Las sonrisas de Zapatero

De esta visita del ex presidente español y de la acogida dispensada por el heredero de Chávez quien, como su antecesor, se crece cuando se refiere a España, a sus instituciones y a sus medios de comunicación con todo tipo de improperios, ofensas e injurias, llaman la atención varios detalles. En primer lugar su oportunidad política. Zapatero llegó en un momento en que el personaje está más necesitado que nunca de respaldo político por su creciente aislamiento internacional.

En segundo lugar a más de uno le sorprendieron las sonrisas que el compañero de partido de Felipe González le dispensó a su anfitrión en su encuentro y despedida, al menos en las fotos que salieron publicadas.

En tercer lugar llaman la atención sus optimistas declaraciones de despedida en las que tras entrevistarse también con líderes de la oposición, sostiene que «hay posibilidades de diálogo».

Esa respuesta se puede leer como una prueba más del optimismo que siempre caracterizó al político leonés o de ingenuidad supina, máxime cuando coinciden con el anuncio de la cancelación de la visita del Canciller del Vaticano «por motivos que no dependen de la Santa Sede», según informaron oficialmente el pasado miércoles autoridades eclesiásticas venezolanas.

La realidad venezolana

Cualquiera que preste la más mínima atención a la realidad venezolana no tarda en llegar a la conclusión de que la oposición a estas alturas solo puede dialogar sobre las fechas del referendo revocatorio y ello siempre que se le den garantías de que se va a celebrar dentro de este año, dado que es la vía constitucional más factible para liberar al país de los gobernantes que lo han llevado a la dramática situación en la que se encuentra.

También es evidente, máxime después de constar el respeto que le merece el resultado de las urnas del pasado mes de diciembre, que al actual inquilino del palacio presidencial de Miraflores no se le pasa por la cabeza ni remotamente el abandonarlo voluntariamente y que su único objetivo es resistir, como mínimo hasta después de mediados de enero para así evitar la celebración de unas elecciones presidenciales anticipadas que es lo que, a tenor de las encuestas y otras evidencias demandan, como mínimo las tres cuartas partes de los venezolanos a los que eso de que «estoy loco de amor pero por Venezuela», lo más suave que les trae a la cabeza es eso de que «hay amores que matan».