Las facciones de Libia pactan en París un alto el fuego y elecciones en el 2018
INTERNACIONAL

Al Serraj y el mariscal Hafter se comprometen a combatir las mafias de la migración
26 jul 2017 . Actualizado a las 05:00 h.«La causa de la paz en Libia ha hecho un gran avance», se ufanó este martes Emmanuel Macron de su nuevo éxito diplomático. Bajo los auspicios del presidente francés, el jefe del Gobierno de unidad nacional de Trípoli, Fayez al Serraj, y el mariscal Jalifa Haftar, hombre fuerte del régimen instalado en el este, acordaron cerca de París un alto el fuego y la celebración de elecciones «cuanto antes», en la primavera de 2018. «El pueblo libio merece esta paz y el Mediterráneo la necesita», proclamó el estadista, que ha conseguido arrancar el cese de hostilidades y un entendimiento político a los dos grandes rivales de la era pos Gadafi.
Macron, que defendió la legitimidad política o militar de sus interlocutores, saludó la reactivación del acuerdo de Sjirat (Marruecos), firmado el 17 de diciembre del 2015, que hasta ahora era letra muerta. Aseguró que ese texto seguirá en vigor «a todos los efectos hasta la elaboración de una nueva Constitución y la organización de elecciones». El mediador del Elíseo ensalzó el «coraje histórico» de los dos mandatarios libios al haber adoptado una declaración conjunta que sienta las bases de una paz duradera «esencial para Europa» por el impacto directo en la amenaza yihadista y la crisis migratoria.
En el primero de los diez puntos de la declaración, los firmantes proclaman que la solución a la crisis libia solo puede ser política como resultado de un proceso de reconciliación nacional. Esa dinámica incluye el regreso de desplazados y refugiados, así como un sistema de justicia transicional con compensaciones y amnistía general. El compromiso mutuo se enfoca a la construcción de un Estado de derecho «soberano, civil y democrático», garante de la separación y la transferencia pacífica de los poderes con respeto a los derechos humanos. La redacción se queda corta respecto al objetivo de la diplomacia francesa de que quedara constancia de la necesidad de construir un «ejército regular unificado bajo la autoridad del poder civil».
No obstante, el Elíseo logró que los antagonistas unieran sus esfuerzos en el combate contra las organizaciones terroristas y mafiosas que amenazan la estabilidad de la región y fomentan la inmigración irregular en dirección a Europa. «Nos comprometemos a un alto el fuego y a abstenernos de todo recurso a la fuerza armada en todo lo que no incumba estrictamente a la lucha antiterrorista», escriben. La hoja de ruta pactada no solo se encamina a impedir la reproducción de las metástasis del Estado Islámico en Libia una vez liberada Bengasi, la segunda ciudad del país. También incluye la coordinación de todas las fuerzas de seguridad y militares en el control de los flujos migratorios, el blindaje de las fronteras y la lucha contra las tramas criminales organizadas.
Los signatarios prometieron proseguir el diálogo para crear las condiciones favorables a la preparación de elecciones presidenciales y parlamentarias. A este fin pidieron al nuevo representante especial de la ONU, Ghassan Salamé, presente en la reunión, que emprenda las consultas necesarias con los diferentes actores libios.