Gallegos en el ojo del huracán

Mila Méndez Otero
MILA MÉNDEZ REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Mila Méndez

«Sabíamos que es una época de tormentas, pero no imaginamos esto», dicen dos turistas coruñeses en Puerto Rico

07 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El calor y el paisaje paradisíaco no presagiaban el final tormentoso de sus vacaciones caribeñas. En cuestión de cuatro días Irma ha pasado de tormenta tropical a huracán de categoría 5, la máxima en la escala Saffir-Simpson, trastocando sus planes. De la zona de Fajardo en la que se encontraban Koke Rodríguez y su novia, en el noroeste de Puerto Rico, se han desplazado hasta Rincón, un punto en el extremo oeste de la isla, a priori más seguro. «Nuestro hotel cerró y tuvimos que venir a otro. En realidad, este también está cerca del mar, a unos 25 metros, y es normal estar nerviosos», reconoce Koke. Una sensación que experimentan los propios empleados del hotel en el que se encuentran ahora y al que han derivado a más turistas. «Ellos mismos son los que te dicen que no es una experiencia agradable. Todavía se acuerdan del huracán Georges, en el 98. Nunca se sabe la fuerza ni las consecuencias que pueden tener», comenta Koke.

Aunque él y su pareja barajaron la posibilidad de adelantar su salida de la isla y refugiarse en Nueva York, han desechado la posibilidad. «Es una construcción segura y nos han instalado a todos en las plantas más altas, por el riesgo de inundaciones. Nos recomiendan que no salgamos de la habitación, allí disponemos de comida y agua, y que nos mantengamos alejados de la ventana», relata. También ha influido en su decisión el hecho de que el aeropuerto, en San Juan, esté cerrado. «Por ahora no sabemos cuándo volverá a abrir. El vuelo de regreso lo tenemos para el sábado». A quien más tratan de tranquilizar a través del teléfono es a su familia en Galicia. «Desde junio a septiembre sabemos que es época de tormentas en esta zona de Atlántico, pero no nos imaginábamos esto», confiesa.

«Potencialmente catastrófico»

La situación generada por el ciclón, calificado como «potencialmente catastrófico», apenas deja minutos de sosiego a Manuel Pazos. Este vecino de Padrón trabaja desde hace cuatro años en la República Dominicana. «Mi trabajo lo realizo desde la capital, en Santo Domingo. Aquí la situación no será tan complicada», avanza Manuel, comercial del grupo hotelero Palladium. «Es algo a lo que están un poco acostumbrados, pero este es el primer huracán de nivel 5 que toca tierra aquí en años», explica Manuel, encargado de gestionar las reservas. «Muchos llaman para cancelar», admite. «En los hoteles hay un protocolo a seguir para los clientes, pero al final es un fenómeno meteorológico, con lluvia y vientos de más de 250 km/h. Nunca sabes si estás preparado para algo así», reconoce. Lo importante ahora es resguardarse del huracán a cuya trayectoria no le quitan ojo.