EE.UU. estudia cerrar la embajada en Cuba tras los misteriosos ataques acústicos

Milagros L. de Guereño LA HABANA / COLPISA, REUTERS

INTERNACIONAL

Ernesto Mastrascusa | Efe

Algunos funcionarios extranjeros han asegurado que tras sufrir estos ataques en sus casas desarrollaron síntomas como mareos, náuseas, jaquecas, problemas de equilibrio y un prolongado zumbido en los oídos

18 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Raúl Castro quiso poner fin el sábado al caso de los ataques acústicos, que entre noviembre del 2016 y la pasada primavera afectó a 21 diplomáticos estadounidenses y a cinco canadienses. En un gesto sin precedentes, convocó al embajador estadounidense, Jeffrey DeLaurentis, para negarle, en primera persona, su implicación en el «atentado sónico», expresarle su «perplejidad» por lo ocurrido y ofrecerle -algo más inusual si cabe- que el FBI inspeccionara sobre el terreno el misterioso caso.

Estados Unidos no se da por satisfecha. Este domingo su secretario de Estado, Rex Tillerson, anunció que están «evaluando» la posibilidad de cerrar la embajada de La Habana. «Es un asunto muy serio por las lesiones sufridas por algunas personas», afirmó a la CBS. El viernes cinco senadores republicanos pidieron a Donald Trump que tomará represalias contra La Habana: expulsión de diplomáticos cubanos y cierre de la embajada.

Las historias de espionaje en la isla son antiguas. Por causa de esa leyenda urbana, muchos extranjeros invitan a su interlocutor a salir a la calle para charlar «sin ser escuchados». En cualquier caso, ni el FBI, ni la Policía Montada de Canadá -también invitada por Castro a realizar una inspección- han podido llegar a una conclusión razonable ni acusan al Gobierno cubano sobre lo ocurrido.

Síntomas

Los afectados relatan situaciones y síntomas diferentes. Una de ellas ocurrió en el hotel Capri, de la española NH. Un ruido estruendoso hizo saltar de la cama a un diplomático. Al parecer, el sonido paró cuando se alejó del dormitorio. Después notó sordera y dificultad para hablar. Otros funcionarios extranjeros sufrieron el «ataque» en sus casas. La mayoría referían síntomas como mareos, náuseas, jaquecas, problemas de equilibrio y un prolongado zumbido en los oídos. Los expertos defienden que no hay ningún dispositivo acústico que provoque ese tipo de reacciones. Todos los diplomáticos mejoraron al abandonar la isla. Para Fulton Armstrong, un exagente de la CIA acreditado en La Habana, «nada de esto tiene una explicación razonable».