La UE congela los planes para el proyecto europeo a la espera de un nuevo Gobierno

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

26 sep 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Dos son las piedras que se ha encontrado Bruselas en su zapato tras las elecciones del domingo en Alemania: los liberales del FDP y los ultraderechistas del AfD.

La renuncia del líder socialdemócrata, Martin Schulz, a formar parte de una nueva gran coalición ha dejado a la canciller Merkel sin más alternativa que buscar el diálogo con la formación liderada por el euroescéptico Christian Lindner. Esta alianza no augura nada bueno para los intereses de Bruselas y París que llevan meses esperando a que Berlín de un paso hacia delante para rediseñar la UE y la eurozona. El objetivo: lograr una mayor integración.

No es una hoja de ruta atractiva para los liberales alemanes, quienes no solo se oponen a mutualizar los riesgos dentro de la unión monetaria, sino que se han mostrado siempre dispuestos a expulsar temporalmente del euroclub a países incumplidores como Grecia.

«Juncker cree que ante los retos globales a los que se enfrenta la UE, necesitamos más que nunca una Alemania muy fuerte para dar forma al futuro del Continente», aseguró su portavoz, Margaritis Schinas. El luxemburgués no dudó en transmitir a la líder germana su preferencia por el Gobierno de gran coalición, con su «fiel amigo» Schulz. El presidente francés, Emmanuel Macron, apunta en la misma dirección. Sus propuestas de una mayor integración de la UE caminan en dirección opuesta a la del FDP.

Destruir la UE

A pesar de que los liberales no son los preferidos de Bruselas, Schinas quiso marcar las distancias entre la formación de Lindner y Alternativa por Alemania (AfD), tercera fuerza en el Bundestag. «Debemos distinguir entre quienes cuestionan nuestras políticas y quienes simplemente quieren destruir la UE», indicó el griego. Sea cual sea el resultado de las negociaciones en Berlín, la UE deberá congelar sus planes hasta que se aclare el horizonte en Alemania.

Ahí están los planes de Juncker, sus cinco vías plasmadas en el Libro Blanco. Ahí quedará a la espera la lista de deseos de Macron, quien vio el cielo abierto después de poner a rodar de nuevo el eje francoalemán, oxidado en tiempos de su predecesor, François Hollande.