La coalición de derechas italiana se rompe el primer día de la legislatura

La Voz ROMA / COLPISA

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REMO CASILLI | REUTERS

Aunque durante la campaña se juraron amor eterno, Matteo Salvini, candidato de la Liga, y Silvio Berlusconi, líder de Forza Italia, se separaron ayer a las primeras de cambio

24 mar 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

La coalición de centroderecha que ganó las legislativas italianas del día 4 con el 37 % de los votos podría haber muerto ya en el primer día de la nueva legislatura. Aunque durante la campaña se juraron amor eterno, Matteo Salvini, candidato de la Liga, y Silvio Berlusconi, líder de Forza Italia, se separaron ayer a las primeras de cambio. El casus belli que desató tal desenlace fue la votación para los presidentes del Senado y de la Cámara de los Diputados.

Con un Parlamento sumamente fragmentado, para elegir estos altos cargos se hacían necesarias alianzas entre partidos rivales que aún no han llegado a establecerse. Las votaciones celebradas ayer acabaron con fumata negra y con los conservadores peleados entre ellos. Hace tres días parecía que este trámite iba a ser más fácil.

El Movimiento 5 Estrellas (M5E), la formación en solitario más votada en los comicios, y la coalición de centroderecha liderada por la Liga habían llegado a un acuerdo para dividirse las dos aulas del legislativo: la Cámara Alta para los conservadores y la Cámara Baja para los anticasta. Los problemas surgieron cuando Forza Italia (FI), el partido de Berlusconi y principal aliado de la Liga, se empeñó en colocar como presidente del Senado a Paolo Romani. Tener en el segundo cargo más alto del Estado tras el presidente de la República a alguien como Romani es inaceptable para el M5E porque sobre él pesa una condena por malversación de fondos públicos.

Pese al veto de la formación fundada por el cómico Beppe Grillo a Romani, FI se resistió a presentar a otro candidato. En la Liga fueron más prácticos. Primero aceptaron que no fuera de sus filas ninguno de los presidentes de las Cámaras y luego optaron por otro nombre de FI, el de Anna Maria Bernini, a la que apoyaron en el último escrutinio de la jornada.

Para Berlusconi aquello fue una traición en toda regla. «Es un acto de hostilidad en frío de la Liga que por un lado rompe la unidad de la coalición de centroderecha y, por el otro, desenmascara el proyecto para un Gobierno Liga-M5E», bramó Forza Italia en una nota. El voto de las presidencias de las aulas parlamentarias es visto como una prueba para valorar el eventual entendimiento de cara a las alianzas que harán falta para aprobar el Ejecutivo. Si se confirma la ruptura entre los conservadores, parece más factible la posibilidad de que el M5E y la Liga lleguen a un acuerdo para acceder juntos al poder. Salvini lleva días lanzando señales a Luigi di Maio, líder de la formación antisistema, en cuyas filas se celebró el gesto de abandonar la candidatura de Romani y optar por Bernini, a la que se mostraron dispuestos a apoyar.