Alemania quiere deshacerse de refugiados al declarar seguros Georgia y países del Magreb

patricia baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Ina Fassbender

19 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

El Ejecutivo de Angela Merkel ha dejado los deberes hechos antes de irse de vacaciones. Al menos en cuanto a la política de asilo, que desea endurecer a toda costa. Lo último es un proyecto de ley aprobado ayer en Consejo de Ministros que declara países «principalmente seguros» a Marruecos, Argelia, Túnez y Georgia, para poder rechazar a los inmigrantes de estas nacionalidades. La gran coalición intenta así reducir el flujo de refugiados, el principal objetivo del titular de Interior y líder de la CSU, Horst Seehofer.

Según afirmó el socio más a la derecha de Merkel, el estatus de seguro implica que no se concederá asilo a sus nacionales, salvo en «casos concretos» en los que puedan ser víctimas de persecución, maltrato o represión en su tierra. De acuerdo con Seehofer, Alemania ya otorgaba muy pocos permisos a los procedentes de estos países. Menos del 5 %, del total de 15.000 magrebíes que presentaron su solicitud en 2017.

Para entrar en vigor, el proyecto de ley aún debe ser ratificado por la Cámara Alta, donde la bancada conservadora carece de mayoría, y que paralizó una iniciativa similar la pasada legislatura. No obstante, Seehofer le restó importancia a un eventual bloqueo, así como al escándalo que ha motivado esta nueva cruzada contra los magrebíes y que acapara toda la atención mediática estos días: el del antiguo escolta de Osama bin Laden.

Controles en Baviera

Sami A., tunecino de 42 años, llegó a Alemania en 1997 en calidad de estudiante y recibió el permiso de asilo en 2005. El viernes fue expulsado pero, acto seguido, la justicia declaró que se había violado un dictamen que prohibía su devolución a Túnez, donde considera que corre peligro de sufrir torturas. «Consideramos la decisión conforme a la ley», justificó Seehofer, quien se jactaba hace días de que, coincidiendo con su 69 cumpleaños, se hubiera expulsado a 69 afganos. De ellos, uno se suicidó nada más llegar a Afganistán. Entretanto, ayer empezaron los controles fronterizos entre Baviera y Austria, en los que participarán unos 500 policías.