El reto de sobrevivir con un salario de dos euros al mes

P.G.O. CARACAS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

EFE | Miguel Gutiérrez

El componente más poderoso de la crisis es la hiperinflación: los precios suben un 2,7% cada día

07 ago 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

«Este proyecto revolucionario fracasó. A Maduro se le escapó todo de las manos: se le escapó la electricidad, se le escapó la economía, todo ha fracasado totalmente; no hay luz, no hay agua, no hay pasajes (transporte), no hay efectivo (moneda), todo el mundo roba, no hay seguridad. Esto es un desastre. Presidente Maduro, póngase las pilas. El pueblo está hablando, en todo el país hay manifestaciones».

Las declaraciones de Gabriel Bastidas a un diario digital se hicieron virales la semana pasada. Bastidas, habitante de uno de los edificios de Misión Vivienda (programa social del Gobierno de Hugo Chávez) la semana pasada, en una protesta por falta de agua, resumen lo que piensa buena parte del país. El colapso es tan generalizado que los días de Maduro en el poder están contados, y que probablemente, una transición se esté gestando incluso a lo interno del chavismo.

El componente más poderoso de la crisis es la hiperinflación: los precios suben un 2,7% cada día y en los primeros siete meses del 2018 ha sido del 10.664 %, según un cálculo de la Asamblea Nacional. En el último año, supera 84.000 %. Las quejas ante un salario de menos de dos euros mensuales como promedio y el calamitoso estado de los servicios públicos y de salud son detonantes de centenares de protestas diarias. Enfermeras, médicos, empleados eléctricos, de la telefónica, del agua y de decenas de ministerios, están en conflicto con el Estado como patrono.

El mandatario tiene el rechazo de cuatro de cada cinco venezolanos, a pesar de lo cual ha hecho el milagro de «ganar» unas elecciones el 20 de mayo que ya nadie recuerda, ni han servido para refrescar su imagen, agrietada por las dimensiones grotescas de los escándalos de corrupción.

Sin embargo, el control de las fuerzas armadas, de las principales instituciones (que no juegan como contrapesos, sino como parte de un mecanismo de dominación) y ciertas alianzas internacionales sostienen a Maduro en el poder, aunque las rupturas en todos estos sectores son cada vez más evidentes. El futuro del país es más incierto que nunca.