Bruselas carga contra el plan de May para discriminar a los inmigrantes europeos
INTERNACIONAL
Solo los trabajadores más cualificados, tanto de países socios europeos como de fuera de la Unión, podrán entrar en el país
03 oct 2018 . Actualizado a las 07:49 h.Visados de trabajo para trabajadores altamente cualificados. En eso se resume el plan urdido por la primera ministra británica, Theresa May, para restringir la libertad de movimiento con la UE tras el brexit. Solo los más preparados podrán entrar. El planteamiento es muy similar al que han diseñado las cancillerías europeas para tratar de abrir canales legales a la inmigración subsahariana, pero ha indignado especialmente a los políticos comunitarios por dejar en el mismo rango de igualdad a los socios europeos y a los ciudadanos de fuera de la Unión.
Londres dejó claro desde el inicio de las negociaciones que su intención era cerrar las puertas a partir de la fecha oficial del divorcio (29 de marzo del 2019) a los trabajadores extranjeros. Solo se comprometió, a regañadientes, a conceder seguridad jurídica a los 3.5 millones de ciudadanos de la UE desplazados en el Reino Unido (unos 200.000 expatriados españoles) si los Veintisiete firmaban un acuerdo que hoy se antoja imposible.
Este enroque de May no solo afectará de lleno a quienes se habían planteado buscar trabajo al otro lado del Canal de la Mancha. También puede dejar en el limbo a la nutrida comunidad gallega emigrante que trabaja en la isla, muchos de ellos con familias. ¿Qué pasará con sus permisos de residencia si llevan pocos años viviendo en el Reino Unido? ¿Están aseguradas sus pensiones? No. Y May no tiene intención de ofrecer seguridad jurídica alguna si Bruselas no cede en las negociaciones. Tampoco a los empresarios gallegos que han invertido capital en sectores como el industrial o el pesquero.
Lo que más ha enervado a los líderes de las instituciones europeas es el empeño de la premier de aferrarse al cargo. La conservadora insiste: Ni habrá nuevas elecciones ni un segundo referendo. Y eso es precisamente lo que quiere forzar la UE. Es la única vía que encuentra el negociador europeo, Michel Barnier, para evitar un divorcio duro de consecuencias catastróficas para los británicos y los europeos. La situación de caos dentro del partido tory se ha contagiado a las negociaciones llevando el proceso de salida a un terreno peligroso.
Los líderes de los partidos de la Eurocámara ejercieron ayer más presión para forzar a May a adoptar una postura más constructiva: «Nunca aceptaremos la discriminación basada en la formación o la nacionalidad», le recordó el jefe de los liberales, Guy Verhofstadt. El líder de los conservadores, Manfred Weber, instó a todos los europeos a mantenerse firmes ante los intentos del Reino Unido de «picotear» ventajas en la UE. El socialdemócrata Udo Bullmann fue más allá y expresó su deseo de que los británicos acudan de nuevo a las urnas para deshacer el enredo del brexit: «Permitidme compartir las críticas sobre el liderazgo irresponsable en el Reino Unido. Si este gobierno cae, como parece, creo que los británicos tienen el derecho de expresar su opinión».
El vicepresidente de la Comisión Europea, Frans Timmermans, respondió a la propuesta de visados de May. «Eliminar alguna de las cuatro libertades no será parte de la solución», trató de persuadir el holandés. Y es que si May quiere vender sus productos en el mercado único sin aranceles, va a tener que abrir la puerta a los trabajadores comunitarios. «Si alguien dice que quiere abandonar la casa, llevarse las llaves y volver cuando quiera llevándose lo que le apetezca, eso no funciona así», zanjó antes de cuestionar abiertamente la capacidad de May de pilotar el divorcio: «Lo que está haciendo Londres es totalmente irresponsable, nosotros nunca lo haremos».