La batalla judicial contra el zar de la cocaína arranca con la prohibición del tribunal de que el narcotraficante salude «solo durante unos segundos» a su esposa
14 nov 2018 . Actualizado a las 08:07 h.Brooklyn es un fortín. Decenas de agentes de todas las siglas imaginables bloquean uno de los barrios más populares de Nueva York para garantizar que el que era el delincuente más buscado del mundo desde la muerte de Osama Bin Laden sea juzgado. Hasta 17 cargos penales diferentes podrían castigar a cadena perpetua a Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, más conocido como el Chapo. Más de 110.000 grabaciones, 400.000 folios de pruebas y los testimonios de algunos de sus más cercanos colaboradores, e incluso amigos, forman parte del arsenal que la fiscalía neoyorquina ha acumulado durante años contra el llamado zar de la cocaína.
Mientras decenas de personas esperaban bajo la lluvia para poder acceder a la sala del juicio, los abogados defensores llegaban a bordo de flamantes berlinas. El primer asalto ya dejaba a las claras que el Chapo no tendrá ninguna concesión en su cita en los tribunales. Tras varios meses aislado en una prisión de máxima seguridad y sin apenas más contacto humano que con sus abogados, Guzmán había solicitado poder abrazar, «aunque solo fuera durante unos breves segundos», a su esposa. El magistrado encargado del caso denegó la demanda. ¿La causa? El pánico que hay en todas las instancias a que el Chapo pueda dar o recibir cualquier instrucción que acabe en una fuga como las que ya protagonizó en el 2001 -a bordo de un carrito de la lavandería- o en el 2015, mediante un túnel excavado bajo el penal.
Durante el proceso, que durará más de cuatro meses y que ayer empezó con hora y media de retraso porque una mujer miembro del jurado tuvo que ser relevada tras sufrir un ataque de ansiedad, se decidirá si el Chapo, de 61 años, considerado el mayor narcotraficante del mundo tras la muerte de Pablo Escobar, es culpable o no de tráfico y distribución de droga, posesión de armas y lavado de dinero. Aunque el Chapo no está acusado de homicidio, la fiscalía asegura que posee pruebas de al menos 33 asesinatos cometidos u ordenados por él.
Su condena puede acarrearle la cadena perpetua. En los intercambios iniciales de argumentos de acusación y defensa no hubo novedades. Mientras la fiscalía presenta a un delincuente despiadado casi desde la cuna, capaz de matar a cualquiera que le discutiera su liderazgo criminal con su AK47 bañado en oro o su pistola con diamantes incrustados, los carísimos abogados del mexicano negarán los 17 cargos presentados contra su defendido, al que se le buscan también los 14.000 millones de dólares que habría amasado en su carrera como principal distribuidor de droga de EE.UU., donde se calcula que llegó a controlar el 80 % del mercado.
Viejos colaboradores
Para el Gobierno estadounidense, el cartel de Sinaloa es «la mayor organización de tráfico de drogas del mundo». Según la agencia antidroga DEA, hubo un tiempo en el que ese cartel fue el mayor suministrador de estupefacientes en el país: cocaína, heroína, marihuana y metanfetaminas.
Además de las pruebas acumuladas por los investigadores y las numerosas grabaciones en las que se oye al zar de la cocaína hablar abiertamente de sus operaciones, la fiscalía llamará a declarar en su contra a narcos encarcelados que antaño fueron sus socios y hasta sus amigos y ahora han accedido a cooperar con la fiscalía a cambio de beneficios penitenciarios.
Sus identidades son secretas hasta que testifiquen. Pero todo apunta a que se verá en el estrado a Dámaso López, conocido como el Licenciado y que abrió una guerra con los hijos de Guzmán por el control del cartel tras la extradición de este, y a Vicente Zambada, hijo de uno de los narcos que fundaron con el Chapo el cartel de Sinaloa.
Los fiscales hablan de decenas de testigos, incluido un agente mexicano, que detallarán las tropelías de Joaquín Guzmán.
Las cifras
14.000.000.000 €
Euros ganados con la droga. La cifra del beneficio fue calculada por los servicios policiales estadounidenses
117.000
Grabaciones como pruebas. La fiscalía de Nueva York pretende abrumar al jurado con pruebas incriminatorias
200.000
Kilos de coca incautados. Aunque se supone que fueron muchos más, la policía atribuye esas incautaciones al Chapo.