Prepara a marchas forzadas el relevo para su delfina, AKK, que carece de apoyo suficiente en el SPD y el electorado
23 abr 2019 . Actualizado a las 07:31 h.Recibir al presidente de Kirguistán o inaugurar el mayor parque eólico del mar Báltico. Para esas funciones representativas ha quedado relegada últimamente Angela Merkel, que desaparece del radar político e informativo, mientras su sucesora al frente del partido conservador y potencial relevo a la cancillería en el 2021 acapara todos los titulares. Annegret Kramp-Karrenbauer, más conocida como AKK, dejó claro hasta qué punto intenta ganar terreno, cuando hace unas semanas fue la encargada de rechazar la introducción de un salario común en la UE que propone el presidente francés, Emmanuel Macron.
Desde que salió elegida en diciembre como nueva líder de la CDU, estaba claro que iba a suponer un giro a la derecha con respecto a Merkel. Lo que no se esperaba era que sus posturas recibieran tanto apoyo en las filas conservadoras. «El plan europeo de AKK ha sido aplaudido por toda la cúpula del partido», aseguró al día siguiente el secretario general de la CDU, Paul Ziemiak.
Quizás por ello la canciller ha decidido ceder espacio a su delfina de cara a las elecciones de la UE. Merkel solo participará en el cierre de campaña de la CDU y la CSU el 24 de mayo en Múnich, con la excusa de que también asistirán otros jefes de Estado y de Gobierno del Partido Popular Europeo. «Nos ha pedido comprensión por el hecho de que, tras su renuncia, ya no acudirá a ninguna de las citas de la formación», reconoció al diario Tagesspiegel el líder de la CDU en Turingia. Con ello, Mike Mohring rechazaba los rumores que apuntan a que el partido se empeña en esconder a la mandataria contra su voluntad.
Un futuro poco claro
Lo que muchos se preguntan ahora es si Merkel está preparando su salida ordenada de la política o si tal vez dimitirá antes de las elecciones del 2021, pese a haberlo negado en numerosas ocasiones. La propia AKK ha afirmado que la bancada conservadora, ella incluida, desean que la dama de hierro continúe al mando hasta que concluya la legislatura. Pero la idea de un relevo anticipado genera aplausos entre los representantes del ala derechista de la CDU.
«Solo con un cambio de Gobierno la formación podrá recuperar a sus votantes», defendió el 12 de abril Alexander Mitsch, portavoz de la denominada Unión de Valores, que aglutina al sector más conservador de la democracia cristiana alemana. Sin embargo, en las últimas semanas los socialdemócratas (SPD) advirtieron que no van a apoyar a AKK como canciller. «No, entramos en una gran coalición con Merkel y la elegimos ella, con eso lo digo todo», sostuvo el secretario general del SPD, Lars Klingbeil, en una entrevista con el Saarbrücker Zeitung.
Tampoco la población parece acostumbrarse aún a la era post-Merkel. Según una encuesta del instituto Forsa, el 67 % de los alemanes son partidarios de que la mandataria se mantenga en el cargo hasta el 2021. Es más, si hubiera dimisión y traspaso de poderes antes del fin de la legislatura, el 56 % de los ciudadanos preferiría nuevas elecciones. «En momentos de incertidumbre internacional la gente no ve alternativa a Merkel», explica Manfred Güllner, director de Forsa.
En cualquier caso no parece del todo descabellado que se convoquen comicios anticipados en el país, pues tras las pruebas de fuego que supondrán las elecciones europeas del 25 de mayo y las previstas un día más tarde en la ciudad-estado de Bremen, el desgastado SPD podría definitivamente romper la alianza de Gobierno para intentar regenerarse en la oposición. Sobre todo porque en septiembre, coincidiendo con los comicios regionales en los länder de Sajonia y Brandemburgo, se cumple la mitad de una legislatura que ha estado marcada por las disputas entre los socios del Ejecutivo, y llega la hora de hacer balance.