Johnson intentará ahora ratificar la ley del «brexit» en menos de 48 horas
INTERNACIONAL

El presidente de los Comunes impidió llevar una segunda votación sobre el acuerdo
22 oct 2019 . Actualizado a las 05:00 h.El presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, impidió ayer a Boris Johnson provocar una nueva votación sobre el acuerdo de salida de la Unión Europea , porque la moción que la proponía tiene la misma sustancia que la que presentó el sábado, aunque el primer ministro decidió retirarla al ser modificada por una enmienda que le obligaba a pedir una extensión al plazo de salida de la UE.
Bercow también consideró que no habían cambiado desde el sábado las circunstancias que llevaron a la mayoría a decidir que, para que el acuerdo se dé por aprobado, debe completarse la ratificación del proyecto de ley que lo traduce. La negativa del presidente de la Cámara se basa en que las reglas del Parlamento dicen que no se puede someter a voto la misma moción o enmienda en una misma sesión.
El Gobierno publicó el proyecto de ley el sábado, lo presentó este lunes en los Comunes y someterá hoy martes a votación el calendario para su tramitación, que ha de terminar el jueves. Para que se cumpla ese plan el Ejecutivo necesita una mayoría que probablemente tiene para aprobar el calendario y rechazar las enmiendas. El proyecto de ley pasaría luego a los Lores y recibiría el sello real antes del día 31.
Johnson quiere abandonar la UE ese día -como una cuestión de vida o muerte, según sus palabras- para poner fin a las divisiones en el país y en el Parlamento que ha fomentado la negociación de esta fase del brexit.
Necesita también consumar la marcha de la UE para agrupar votos en una campaña electoral, marginando así al Partido del Brexit de Nigel Farage a la posición de prometer una marcha de la UE más limpia.
A ciegas
Los partidos de la oposición quieren enmendar la ley, pero no están unidos para derribar a este Gobierno minoritario, que sería la manera más eficaz de acabar con su proyecto. Los laboristas quieren cambiar el brexit de Johnson por otro más parecido al de Theresa May, que contemplaba una relación más estrecha con la UE para todo el Reino Unido basada en unión aduanera y alineamiento dinámico de normas comunitarias y reglas de competencia, al menos temporalmente.
Los diez diputados del Partido Democrático Unionista (DUP) podrían ser tentados a votar por ese tipo de brexit, que rechazaron tres veces al igual que los laboristas. Este lunes tuvieron otra prueba de la ligereza del Gobierno sobre sus asuntos. El ministro para la marcha de la UE, Stephen Barclay, afirmó a un comité de Lores que los bienes desde Irlanda del Norte al resto del Reino Unido no tendrán que ir acompañados de una declaración de salida, y más tarde reconoció que sí.
Por su parte, el titular de Hacienda, Sajid Javid, explicó por carta oficial a la presidenta del comité parlamentario que supervisa la gestión del Tesoro, Catherine McKinnell, que no va a publicar ningún análisis del impacto del brexit pactado por el Gobierno, «porque es evidente que favorece nuestros intereses económicos». El alto funcionariado británico ha pasado meses perfeccionando un modelo de evaluación de los impactos de diferentes modalidades de la marcha de la UE.
Un tribunal de Edimburgo ha decidido aplazar su decisión sobre el posible incumplimiento por Johnson de la ley que le obligó a enviar a Bruselas una carta solicitando al Consejo Europeo una extensión del brexit.
La Eurocámara no ratificará el acuerdo del brexit esta semana
i. sÁNCHEZ ARTERO / Bruselas
Todo apuntaba a que no habrá luz verde al acuerdo del brexit esta semana en el pleno del Parlamento Europeo, último paso para validar el divorcio entre el Reino Unido y la UE. Después de conocer que Westminster no votaría este lunes el acuerdo, el grupo de la Eurocámara para el brexit anunció a través de la cuenta de Twitter de su presidente, Guy Verhostadt, que aconsejaría a la conferencia de presidentes (jefes de los grupos políticos) que aguardase a la ratificación por parte de Londres antes de votar sobre el acuerdo. Consejo que siguieron los líderes, que decidieron no inscribir la votación en el orden del día de esta semana.
En la misma dirección se manifestó el portavoz de la Eurocámara, Jaume Duch, donde insistió en que el Parlamento «será el último en confirmar el acuerdo y por tanto se hará solo una vez que haya concluido la ratificación en el Reino Unido», amparándose en la resolución acordada en septiembre. Así, insistió en que no es culpa de la Eurocámara si el asunto se dilata y recordó que el proceso «está en marcha en las instituciones británicas».
La conferencia de presidentes volverá a reunirse este jueves, como es habitual en las sesiones plenarias de Estrasburgo. Ese día es probable que se fije una fecha para la votación y se confirme la posibilidad de una sesión extraordinaria la semana próxima, que coincide con las conocidas como semanas verdes en la jerga institucional, que indica que la mayoría de los eurodiputados trabajan fuera de la Eurocámara.
Los gibraltareños están listos para el divorcio, aunque preferirían no irse
Pese al cansancio por el largo proceso y la incertidumbre sobre el futuro, los gibraltareños consideran que están preparados para el brexit, aunque preferirían no abandonar la Unión Europea como dejaron constancia en el referendo del 2016 cuando el 96 % votó por la permanencia. La semana pasada revalidaron en las urnas un tercer mandato de Fabian Picardo al frente del Gobierno que deberá lidiar con la desconexión de la UE.
Picardo decidió adelantar las elecciones con el objetivo de que la colonia británica contara con un Ejecutivo a pleno rendimiento y sin incertidumbres electorales para afrontar un brexit, con o sin acuerdo.
Un vecino de Gibraltar, Sandro, considera que el Gobierno de Picardo tiene todo listo. «Estamos todos preparados para cuando salgamos de la UE, aunque no nos gustará salir». Considera que Londres ha dejado «a un lado» a Gibraltar porque prioriza «llevarse bien con España». «Eso son cosas de los políticos, darling», respondía una gibraltareña con la característica mezcla de inglés y andaluz que hablan los gibraltareños.
La principal preocupación de los gibraltareños, y también de los españoles de la Línea de la Concepción, es cómo va a cambiar la relación comercial y humana con España. «Lo que más nos preocupa no es lo que haga el Gobierno inglés ni lo que haga Europa, sino la reacción del Gobierno español», declaraba Christian, un bombero jubilado del Peñón, durante la jornada electoral del pasado jueves. Su temor es que el brexit sirva de excusa para reabrir el histórico litigio sobre el Peñón.
A Christian le preocupa que el Gobierno de Pedro Sánchez utilice el brexit como «una oportunidad para dar otro palo a los gibraltareños y a los españoles del Campo de Gibraltar». «Los mismos españoles temen más a su Gobierno que a los demás gobiernos, o al menos es como lo vemos nosotros», manifestó.
El sábado, cientos de personas se manifestaron en La Línea de la Concepción para reclamar la atención de las administraciones ante los posibles efectos negativos del brexit en la zona y para pedir medidas que subsanen las consecuencias para los 10.000 trabajadores españoles que cruzan diariamente la frontera.
Hace una semana, Picardo, y el alcalde de La Línea, Juan Franco, coincidieron en asegurar que la situación, en caso de que se produzca un brexit duro, «no va a ser tan dramática» como lo reflejado en el informe hecho público por el Reino Unido, elaborado en el marco de la operación Yellowhammer (nombre en inglés del pájaro carpintero dorado). Ese dosier apunta a que Gibraltar tendrá problemas de suministros y se producirán largas colas de peatones y vehículos en el cruce de la frontera. En septiembre, la Asociación de Trabajadores Españoles en Gibraltar (Ascteg) pidió a los políticos nacionales que lleguen a un acuerdo para el escenario de un brexit duro, lo que para ello supondría «un tsunami».
El acuerdo pactado por Boris Johnson y la UE mantiene el derecho de veto de España sobre cualquier negociación futura en relación a este territorio.