La gestión de la pandemia refuerza a Merkel y al gobierno de gran coalición

Patricia Baelo BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Un hombre viendo el discurso de Angela Merkel con motivo de la pandemia
Un hombre viendo el discurso de Angela Merkel con motivo de la pandemia Karl-Josef Hildenbrand / dpa

La CDU y el SPD, que acumulaban dos años de caída libre y derrotas en las urnas, recuperan intención de voto por primera vez desde las elecciones de hace tres años

06 abr 2020 . Actualizado a las 08:52 h.

Angela Merkel prácticamente había desaparecido del tablero político alemán con el objetivo de ceder poder para completar su retirada ordenada en el 2021. Se había concentrado la canciller en la agenda internacional, pero la crisis del coronavirus ha forzado su regreso, y con fuerza. Nada menos que el 75 % de los alemanes apoyan su gestión ante la pandemia. En su primer discurso televisado en 14 años de mandato, Merkel apostó por reducir el contacto como medida preventiva en lugar de aplicar el confinamiento obligatorio, algo que la población asocia con el régimen de la extinta RDA.

La canciller, precisamente nacida en la Alemania comunista, lo sabe bien. Por eso, al igual que hizo en el 2015 con la crisis migratoria, ha optado por gobernar en función de los intereses de su pueblo desde esa serenidad que tanto la caracteriza. Una actitud que le valió el apodo de «defensora del mundo libre» en el 2015 y que hace que transmita la seguridad que busca la ciudadanía en momentos de incertidumbre como el actual. Sin embargo, el electorado no solo parece confiar aún más en Merkel a raíz del COVID-19, sino también en la gran coalición que lidera.

El Gobierno alemán ha demostrado que, cuando quiere, es capaz de ponerse de acuerdo. Hace poco más de una semana aprobó el mayor paquete de ayudas económicas desde la Segunda Guerra Mundial, y enterró el mantra del déficit cero en un tiempo récord. En la última encuesta, los dos grandes partidos, que acumulaban dos años de caída libre y derrotas en las urnas, recuperaban intención de voto por primera vez desde las elecciones del 2017. Dos puntos más para los socialistas del SPD, que se sitúan en el 18 %, y cuatro más para los conservadores de la CDU/CSU, que alcanzan el 32 %. Juntos sumarían el 50 % necesario para reeditar su alianza si quisieran.

«La CDU/CSU ha dejado de enzarzarse en debates internos y se ocupa en primera línea de lo que desea la población», dice el jefe del instituto demoscópico Forsa, Manfred Güllner. Así explica el politólogo el actual repunte de los socios de la gran coalición frente a la caída de Los Verdes y la ultraderechista AfD, que con la pandemia pierden fuelle, no solo por estar sentados en la bancada opositora sino también por ver cómo sus temas capitales (el cambio climático y la llegada de refugiados respectivamente) pasan a un segundo plano.

Pero la creciente popularidad de Merkel complica las cosas a la hora de decidir quién relevará a su defenestrada delfina, Annegret Kramp-Karrenbauer, como líder de la CDU y potencial candidato a la cancillería en el 2021.

Mientras la cuestión sucesoria, prevista para el 26 de abril, ha sido aplazada por el coronavirus, el manejo de la crisis ha dado alas a tres de sus aspirantes. El primero de ellos es el ministro de Sanidad, Jens Spahn, obligado a lidiar con la pandemia desde el principio. Los otros dos son Markus Söder y Armin Laschet, líderes de Baviera y Renania del Norte-Westfalia, dos de los tres estados federados con más casos.

Dado el carácter descentralizado del país, las decisiones en cuanto al cierre de comercios o el confinamiento recaen en manos de los jefes de los länder. El bávaro Söder ha destacado por ir a la cabeza y desmarcarse del resto a la hora de imponer la clausura de centros educativos, que al día siguiente entró en vigor en el resto de las regiones; y el aislamiento obligatorio, al que después se han sumado otros estados, como el Sarre. Ello le granjeó críticas de parte de Laschet, que se enfrentó a él por actuar en solitario en el último Consejo de Ministros.

 Estos días cobra fuerza la idea de que Söder puede ser el candidato a la cancillería, aunque él mismo insiste en que su lugar está en Baviera, De otro lado, el joven y ambicioso Spahn anunció por sorpresa que se presentaría como socio del equipo de Laschet, que encarna la opción de la continuidad. Y existe un cuarto aspirante: el magnate Friedrich Merz, que defiende un viraje a la derecha de la CDU. No obstante, con el COVID-19 ha perdido impulso. «Si siguen así las cosas, ganará Laschet», revela una fuente del partido.