El mariscal Haftar anuncia que asume el control político de Libia

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El mariscal Jalifa Haftar grabó su alocución en un lugar sin especificar de Libia
El mariscal Jalifa Haftar grabó su alocución en un lugar sin especificar de Libia Reuters

El Gobierno respaldado por la ONU rechaza el golpe  y pide «eliminar su ilusión» de hacerse con el poder

28 abr 2020 . Actualizado a las 18:39 h.

El mariscal Jalifa Haftar, hombre fuerte de Libia, anunció en un breve discurso la noche del lunes que asume el control político del país, asumiendo que es «el deseo del pueblo», sin detallar que tipo de Gobierno pretende liderar.

Con esta proclamación, el antiguo general de Gadafi -que nunca ha escondido su ansia de emular al presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi-, se desliga definitivamente del acuerdo impulsado por la ONU en el 2015 para formar un Gobierno de Acuerdo Nacional en Trípoli (GNA), al considerar que «ha destruido el país y lo ha llevado al abismo».

Haftar y su Ejército Nacional Libio controlan la mayor parte del territorio de Libia, mientras Trípoli y varias zonas del noroeste del país están en manos del GNA liderado por Fayez al Serraj.

El Gobierno de unidad de Libia ha rechazado el «golpe» del comandante rebelde contra el Gobierno al que hasta ahora apoyaba en Tobruk. «La declaración de Haftar confirma a todo el mundo que es necesario derrotar este proyecto de golpe y eliminar la ilusión que ha dominado su mente de hacerse con el poder», según un comunicado del Consejo Presidencial recogido por Europa Press.

La UE censuró el intento de Haftar  de asumir el control político. «Cualquier intento de llevar adelante soluciones unilaterales y por la fuerza no van a dar una solución sostenible al país», ha advertido el portavoz de Exteriores de la Comisión Europea, Peter Stano.

Rusia, uno de los principales apoyos de Haftar, también ha rechazado la toma de poder del general rebelde pero con matices, al asegurar que la salida al conflicto no pasa por medidas unilaterales y echando también la culpa a Serraj. «No respaldamos la reciente declaración del señor Serraj, quien se niega a hablar con el mariscal Haftar, ni apoyamos la declaración de que ahora el mariscal Haftar decida pasar a ser el mariscal del pueblo libio», ha afirmado Lavrov, según informa la agencia de noticias rusa Sputnik.

Del rey Idris a Gadafi

Antiguo miembro de la cúpula militar golpista que derrocó al rey Idris al final de la década de los setenta, Haftar fue reclutado por CIA y trasladado a Estados Unidos a finales de la década de los ochenta cuando era un alto mando del Ejercito de Muamar Gadafi y se convirtió en uno de los principales opositores al dictador en el exilio.

Regresó al país en marzo del 2011, apenas un mes y medio después de que estallara la rebelión popular que nueve meses después acabó con la vida y el régimen del dictador.

En el 2014 fue nombrado jefe del Ejército regular Libio por el Parlamento elegido ese mismo año en las urnas, que debió huir a la ciudad oriental de Tobruk después de que el Gobierno en Trípoli no reconociera la la derrota electoral.

La ONU lanzó entonces un fallido proceso de paz que concluyó en diciembre del 2015 en la ciudad marroquí de Skhirat con un acuerdo para la formación de un gobierno en Trípoli firmado únicamente por grupos minoritarios de ambas partes, y que tanto el antiguo Ejecutivo de corte islamista como el Parlamento tutelado por Haftar, que incluye elementos salafistas, nunca aceptaron.

Desde entonces, la guerra civil y el caos dominan Libia, un conflicto que ha devenido en el último año en un conflicto multinacional sin ejércitos librado por decenas de milicias locales y de grupos de mercenarios privados vinculados tanto al Gobierno sostenido por la ONU en Trípoli (GNA) como a las fuerzas bajo el mando del mariscal.

El enfrentamiento armado se agudizó en abril del pasado año, fecha en la que Haftar -que cuenta con el apoyo de Jordania, Arabia Saudí, Egipto, Emiratos Árabes Unidos (EAU) y Rusia- puso cerco al Gobierno en la capital, al que respaldan militarmente Italia, Catar y Turquía.

Desde entonces han muerto cerca de dos mil personas -alrededor de 350 de ellos civiles-, en torno a 20.000 han resultado heridos y más de 200.000 se han visto obligadas a abandonar sus hogares y convertirse en desplazados internos.

Expulsión de inmigrantes

El Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos ha expresado este martes su «preocupación» por la expulsión sin garantías de al menos 1.400 migrantes y refugiados este año en el este de Libia, ya que representaría una violación del Derecho Internacional.

La mayoría de las expulsiones tendrían como destino Sudán, Níger, Chad y Somalia y, según la oficina que dirige Michelle Bachelet, se habrían efectuado sin tener en cuenta las obligaciones internacionales para evitar las devoluciones en caliente y la «expulsión colectiva».