«Los refugiados en Atenas que viven en la calle son detenidos como criminales»

Carmen G. Mariñas / M. B. LA VOZ / REDACCIÓN

INTERNACIONAL

La oenegé Aire llevando a cabo su proyecto del centro de maternidad Elna en Atenas
La oenegé Aire llevando a cabo su proyecto del centro de maternidad Elna en Atenas ONG Aire

La oenegé gallega Aire trabaja en la protección de los desplazados en la plaza Victoria

11 jul 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

En el barrio ateniense de Exarchia hay una imagen que se repite desde hace semanas: cada día llegan más y más familias migrantes a la plaza Victoria, procedentes de distintos campamentos griegos, en los que ya no son acogidas por contar con la protección subsidiaria del Gobierno de Grecia. Esta otorga un permiso de residencia de tres años, y da acceso a la educación, al mercado laboral, a la Seguridad Social y a la sanidad griega pero, en la práctica, esta protección les lleva a vivir en la calle.

El Gobierno ha acelerado el proceso de entrevistas de asilo, así que concede con mayor facilidad la protección subsidiaria, dejando a los refugiados sin acceso a las ayudas monetarias y de alojamiento de Acnur, el organismo de la ONU de ayuda a los refugiados, de las que antes podían beneficiarse. De esta forma, las familias se quedan sin un sitio dónde vivir. «Están siendo detenidos como criminales por vivir en la calle», denuncia Zuriñe Herreros, voluntaria de la oenegé gallega Aire.

Sin un lugar al que ir

Familias refugiadas procedentes de campos como Moira, en la isla de Lesbos, o Vial, en Quíos, llegan hasta Victoria, un lugar que tradicionalmente ha funcionado como punto de encuentro donde refugiados afganos tejen redes de apoyo. Una vez allí, la policía les asegura que les llevarán en autobuses a campamentos cercanos como Eleonas, donde, por su situación legal, en realidad no pueden ser recibidos, así que tras unos días vuelven a las calles de Atenas.

«Siguen pasando los días y vuelven los policías a la plaza. Esta vez se los llevan a un campo a tres horas de Atenas que, en realidad, es un centro de detención, el equivalente a un centro de internamiento de extranjeros (CIE) en España. En ese mismo centro a una mujer embarazada no le dejaron acudir a una cita con Médicos del Mundo», apunta Zuriñe Herreros.

La oenegé coruñesa tiene experiencia en la protección de mujeres refugiadas embarazadas y con bebés lactantes, ya que desde el 2018 gestiona el centro de maternidad Elna en Atenas.

Un proyecto que ahora lidera Teresa Mendi, coordinadora de la oenegé. Esta burgalesa de nacimiento, pero coruñesa de adopción, también ha sido testigo del estado de la plaza: «La imagen es de montones de familias, la mayoría con niños y niñas, que duermen en la calle, sin agua y con lo mínimo. Tienen derecho a estar donde quieran en Grecia, pero no les dejan estar en ningún sitio. Está siendo una pesadilla, porque no tienen adónde ir».

«Es un tira y afloja constante, se los llevan y vuelven al día siguiente», insiste Mendi. Además, la comunicación entre la plaza y los campos es nula. «Ni siquiera los representantes de Acnur que llegan a Victoria se comunican con el representante de Acnur encargado del campo. No hay coordinación ni coherencia en sus acciones», añade Herreros.

Los intentos de desalojo por parte de la policía son constantes, y la labor de las personas «solidarias», como se conoce en Grecia a los voluntarios de las oenegés, es vital para impedir estas expulsiones, dialogando con el cuerpo policial y atendiendo a las familias. «Simplemente la presencia de personas voluntarias en la plaza persuade a la policía de levantar a estas personas», apunta la coordinadora.

«Siempre decimos que lo más importante es no ser indiferentes»

Este año, la oenegé Aire busca expandirse con los programas de voluntariado europeo, aunque cuentan ya con convenios de colaboración con entidades como la Universidade da Coruña.

A través de estos programas, los futuros voluntarios pueden escoger entre una estancia corta, para conocer in situ la situación, o una larga, para desarrollar proyectos de la oenegé.

Mientras, desde la ciudad herculina trabajan en labores de sensibilización y movilización sobre la realidad de las personas refugiadas. «Siempre decimos que lo más importante es no ser indiferentes», señala Teresa desde Atenas, antes de volver a la reunión de planificación del voluntariado para la semana.