Los republicanos dibujan la América de Biden como «una película de terror»

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Kimberly Guilfoyle, expresentadora de Fox News y actual novia de Donald Trump júnior, hizo una apocalíptica intervención en la convención republicana
Kimberly Guilfoyle, expresentadora de Fox News y actual novia de Donald Trump júnior, hizo una apocalíptica intervención en la convención republicana KEVIN LAMARQUE

Los afines a Trump agitan el fantasma de Venezuela para captar el voto del miedo

25 ago 2020 . Actualizado a las 23:02 h.

La convención republicana que se celebra estos días en Charlotte (Carolina del Norte) es la puesta en escena de la definitiva conversión del viejo partido conservador al trumpismo. La familia del presidente protagoniza los discursos estelares y solo los muy afines participan en una cita destinada a la exaltación del líder con un argumentario simple: si Donald Trump no renueva su cargo, Estados Unidos se sumirá en el caos de la mano de Joe Biden y los radicales de izquierdas.

Los fieles trumpistas, que han desalojado del Partido Republicano cualquier atisbo de disidencia, auguran que una victoria de los demócratas traería a EE.UU. «socialismo» y «anarquía». Las viviendas unifamiliares de las zonas residenciales serían ocupadas por pandillas de delincuentes, los americanos de bien ya no tendrían derecho a portar armas y ni siquiera podrían ir a rezar a la iglesia. Biden, según estos aguerridos republicanos, quiere implantar la «revolución cultural» en Estados Unidos con la ayuda del Partido Comunista chino y convertir así el país en un remedo de Venezuela y Cuba. Es una apuesta que en un principio puede parecer disparatada, pero en la que insisten una y otra vez desde la campaña de Trump para captar el voto del miedo entre las familias acomodadas con pánico a cualquier cosa que suene remotamente a chavismo.

La que mejor ha resumido hasta ahora el apocalipsis demócrata es Kimberly Guilfoyle. La expresentadora de Fox News —el auténtico think tank republicano— y actual novia de Donald Trump júnior lo glosó así la madrugada del lunes al martes: «Una película de terror». «Os quitarán las armas, vaciarán las prisiones, os encerrarán en vuestras casas e invitarán a los pandilleros del M-13 a vivir en la puerta de al lado. Y la policía no va a venir cuando la llaméis, porque en las ciudades en las que gobiernen los demócratas les habrán retirado los fondos y la habrán desmantelado», profetizó Guilfoyle sin pestañear.

Una pareja de armas tomar

Con esta partitura sobre los atriles, la orquesta invitada a interpretarla es elegida con esmero. Para vender esa imagen de los honrados propietarios asediados en su propio hogar por una turba de izquierdistas quién mejor que el matrimonio de San Luis (Misuri) que durante las protestas contra la muerte de George Floyd salió a las puertas de su mansión empuñando sus armas para impedir que los manifestantes pisasen el jardín. Mark y Patricia McCloskey se asomaron a las pantallas de la convención para reforzar la idea de que con Joe Biden en la Casa Blanca la propiedad privada no está garantizada en Norteamérica. «No importa dónde vivan, su familia no estará segura en los Estados Unidos de los demócratas radicales», sentenció Patricia McCloskey desde su salón.

Los reporteros de The New York Times se han tomado estos días la molestia de contrastar cada una de las afirmaciones que se lanzan desde la tribuna republicana de Charlotte. En el mejor de los casos, los discursos obtienen la etiqueta de «exagerado» o «no del todo cierto», aunque la mayoría se ganan el marchamo de «falso». Pero eso no parece importar demasiado a los fans de Donald Trump, a quien el otro gran diario estadounidense, The Washington Post, atribuye más de 20.000 mentiras pronunciadas en público desde que se sentó en el despacho oval.

Tal vez por esa afición a los «hechos alternativos» ya casi ni causa asombro que se pretenda vender la imagen de Joe Biden como un ogro bolivariano a pesar de que durante sus ocho años como vicepresidente de Obama su política se ciñó al tradicional centrismo demócrata.