Kabul y los talibanes inician el diálogo para lograr la paz

M. Ayestarán JERUSALÉN / COLPISA

INTERNACIONAL

El mulá Abdul Salam Hanafi lidera la representación de los talibanes
El mulá Abdul Salam Hanafi lidera la representación de los talibanes Efe

Doha reúne en la misma mesa a las partes enfrentadas durante diecinueve años de guerra

12 sep 2020 . Actualizado a las 19:16 h.

Doha acogió ayer la ceremonia inicial del diálogo entre el Gobierno de Kabul y los talibanes, diecinueve años después del inicio de la guerra. El viernes, en una fecha emblemática para el conflicto como el 11-S, llegaron las confirmaciones oficiales de Catar, autoridades afganas, insurgentes y Estados Unidos sobre la puesta en marcha de las conversaciones. El proceso, que empezó con el pacto del 29 de febrero entre Estados Unidos y talibanes que acuerda la retirada de las fuerzas internacionales para mayo del 2021, sentó este sábado por primera vez en la misma mesa a los dos bandos enfrentados y en Afganistán sueñan con un alto el fuego como primer paso hacia la paz.

El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, estuvo presente en lo que calificó de «día histórico». El equipo negociador afgano lo forman 21 miembros, cinco de ellos mujeres, y está liderado por Mohamad Masum Stanekzai, exjefe de los servicios de Inteligencia. La exparlamentaria y activista de los derechos humanos Fawzia Koofi es una de las mujeres que se sentarán en la mesa frente a los talibanes. Koofi sufrió un atentado el mes pasado y la prensa afgana lo consideró un intento insurgente de silenciar la voz de las mujeres del país, que temen que el regreso de los islamistas radicales acabe con los derechos que han conquistado desde el 2001.

Los talibanes han adelantado que si vuelven al poder las mujeres tendrán derecho a la educación, al trabajo y a participar en la vida política, pero «siempre de acuerdo a los valores islámicos». Una declaración preocupante debido a su interpretación rigorista del islam que los afganos experimentaron durante la etapa del Emirato entre 1998 y el 2001.

Casi dos décadas de guerra

Mike Pompeo aplaudió el inicio del diálogo y recordó «el compromiso del Gobierno afgano y los talibanes de que los terroristas no usarán nunca más territorio afgano para amenazar a Estados Unidos o sus aliados. Ahora es el momento para la paz en Afganistán». George W. Bush decidió atacar este país en el 2001 tras acusar a los talibanes de dar cobijo a Osama Bin Laden y al resto de la cúpula de Al Qaida, responsables de los ataques contra las Torres Gemelas. Así empezó una guerra que se mantiene abierta, aunque desde el 29 de febrero los insurgentes no atacan a las fuerzas internacionales.

A cambio de esta tregua logran lo que ha sido siempre su exigencia número uno: la retirada de los ejércitos extranjeros a la mayor brevedad. Al otro lado de la mesa espera una insurgencia que a última hora ha decidido cambiar a su jefe negociador. Si Mohamad Abbas Stanekzai y Abdul Ghani Baradar, etiquetados como moderados dentro del grupo radical, lideraron el proceso en el diálogo con Estados Unidos, Abdul Hakim Ishaqzai es la cabeza visible a partir de ahora. Se trata de un clérigo de la línea ultraconservadora, con hilo directo con el jefe del movimiento, Haibatullah Akhunzada, y «tiene autoridad para tomar decisiones en el momento». 

En el aire

El inicio del diálogo estuvo en el aire hasta el último momento, ya que los talibanes insistían en la necesidad de que Kabul pusiera en libertad a todos los integrantes de la lista de 5.000 presos que le entregó en febrero. Las autoridades afganas se resistieron a hacerlo en un primer momento, pero la presión estadounidense les obligó a aceptar y en los últimos siete meses, pese a que las fuerzas de seguridad han sufrido constantes ataques de la insurgencia en todo el país, han ido dejando en libertad a todos.

Según reveló la prensa afgana, la hoja de ruta que tienen ahora por delante los equipos negociadores incluye el establecimiento de un Gobierno de transición durante 18 meses, tiempo en el que deben redactar una nueva Constitución y durante el que cada bando se compromete a mantener la seguridad y el orden en las zonas que controla.