Joe Biden devuelve el Gobierno de Estados Unidos a la era Obama

esperanza balaguer NUEVA YORK / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Joe Biden junto a Tony Blinken, Susan Rice y John Kerry en una imagen del 2013, cuando ocupaba el cargo de vicepresidente
Joe Biden junto a Tony Blinken, Susan Rice y John Kerry en una imagen del 2013, cuando ocupaba el cargo de vicepresidente Jonathan Ernst | Reuters

Una mujer dirigirá por primera vez la Inteligencia y un latino, la migración

24 nov 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El presidente electo de Estados Unidos, Joe Biden, está dispuesto a borrar de un plumazo los cuatro años de Donald Trump para devolver al país a las políticas demócratas de la era Obama. El equipo de transición del demócrata anunció este lunes los nombramientos de los futuros responsables de las carteras de Interior y Exterior. Todos ellos fueron altos funcionarios de la Administración de la que fue vicepresidente entre el 2008 y el 2016.

La elección hará historia si el Senado confirma a los elegidos. Biden propondrá situar a la abogada Avril Haines como la primera mujer al frente de los servicios de Inteligencia y al también abogado Alejandro Mayorkas como el primer latino en dirigir la Seguridad Nacional. Haines, de 51 años, fue subdirectora de la CIA y asesora con Barack Obama, mientras que Mayorkas se desempeñó como secretario del Departamento de Seguridad Nacional entre el 2013 y el 2016. Nacido en La Habana (1959), sus padres huyeron de Cuba a finales de los años 60. Ahora se convertirá en el primer inmigrante al frente de las políticas de migración bajo el reto de revertir las políticas antiinmigrantes de Trump.

El equipo de Biden también anunció el nombramiento de John Kerry, jefe de la diplomacia en el segundo mandato de Obama, como enviado especial sobre el clima. Kerry encabezará las negociaciones para devolver a EE.UU. al Acuerdo de París, después de la salida dictada por el republicano, que se hizo efectiva el pasado 4 de noviembre.

La misión de dejar atrás la doctrina nacionalista en política exterior y volver a las tradicionales alianzas internacionales correrá a cargo del multilateralista Antony Blinken como secretario de Estado y de la veterana diplomática afroamericana Linda Thomas-Greenfield como embajadora ante las Naciones Unidas.

Blinken, de 58 años, comenzó su carrera en el Departamento de Estado durante la Administración de Bill Clinton y sirvió como subsecretario de Estado en la Administración de Obama, así como asesor de Seguridad Nacional del entonces vicepresidente Biden. Durante esta etapa, jugó un papel central en gran parte de la política exterior, incluida la operación para matar a Osama Bin Laden en el 2011, la respuesta a la incursión de Rusia en Crimea en el 2014 y la lucha contra el Estado Islámico (EI).

El demócrata contará también a su lado con Jake Sullivan, uno de sus colaboradores más cercanos, como asesor de Seguridad Nacional. Sullivan, de 43 años, es amigo de Blinken, al que sucedió en la oficina de Biden, y se desempeñó como jefe de planificación de políticas en el Departamento de Estado bajo la dirección de Hillary Clinton, convirtiéndose en su asesor estratégico más cercano.

Thomas-Greenfield, por su parte, fue subsecretaria de Estado para Asuntos Africanos entre el 2013 y el 2017, y después pasó a ser la asesora principal de Albright Stonebridge Group, una agencia de consultoría con sede en Washington presidida por Madeleine Albright, secretaria de Estado bajo los dos mandatos de Clinton. Biden avanza así en la transición, a pesar de Trump.

Donald Trump afronta su última oportunidad de anular las elecciones

e. b.

El presidente Donald Trump se enfrenta a una semana crítica en su último esfuerzo por aferrarse al poder y subvertir los resultados de las elecciones presidenciales del pasado 3 de noviembre. Los estados clave como Pensilvania y Míchigan estaban ayer a punto de certificar los votos que confirman la victoria al demócrata Joe Biden, después de que Georgia lo hiciera el pasado viernes. Este paso deja al republicano sin margen de acción después de que los tribunales hayan rechazado 24 del total de las 36 demandas judiciales presentadas por su equipo legal contra los recuentos de votos por un posible fraude electoral del que no existen pruebas.

Los legisladores republicanos de los estados claves no han sucumbido a las presiones de Trump para que colaboraran en sus intentos de paralizar las certificaciones del escrutinio. La reunión mantenida el pasado viernes en la Casa Blanca entre Trump y tres líderes republicanos de Míchigan con este fin provocó la desbandada de varios altos cargos del partido.

De «república bananera»

Las críticas inundaron los medios estadounidenses. «Se acabó», declaró Fred Upton, representante de Míchigan. El gobernador de Maryland, Larry Logan, un crítico frecuente de Trump, lo comparó con un mandatario de una «república bananera». E incluso su amigo, el exgobernador de Nueva Jersey Chris Christie, calificó sus estrategias legales de «vergüenza nacional».

La resistencia de los líderes republicanos en el Congreso hizo que más de un centenar de expertos en Seguridad Nacional del partido, incluido el exsecretario de Seguridad Nacional Tom Ridge, les instaran ayer a exigir al presidente que conceda las elecciones y ceda de inmediato la transición a Biden.

Todas la miradas están puestas en comprobar si los funcionarios electorales republicanos que tienen que certificar los resultados después de revisar las papeletas en disputa se dejan intimidar por las presiones del presidente. La certificación en Míchigan, donde Biden lidera por más de 154.000 votos, y en Pensilvania, donde aventaja por más de 81.000 votos, suponen su victoria definitiva. Hoy lo hará Nevada y la próxima semana Wisconsin y Arizona. En un intento de última hora, Trump apeló el domingo el rechazo de un juez de Pensilvania de bloquear la presentación de los resultados con la intención de llegar al Tribunal Supremo. Una petición con pocos visos de prosperar.