Trump cuenta con un fondo de 150 millones de dólares para su futuro Partido Patriota
INTERNACIONAL
![Donald Trump, durante su acto de despedida en la base militar de Andrews](https://img.lavdg.com/sc/Lq25Y_Z-Z2AkoT-Pcy1GvwmlCrA=/480x/2021/01/22/00121611337381230180659/Foto/GE23P25F1_184215.jpg)
La caja de donaciones, recaudada desde que perdiera las elecciones del 3N, también la ha usado para pagarse a sí mismo y a su familia, además de canalizar gastos en dirección a sus negocios
22 ene 2021 . Actualizado a las 21:00 h.En su mensaje de despedida como presidente, que revelaba tonos de revancha aplazada propios del final de una película de terror, Trump anunció solemnemente al mundo que volverá. «El movimiento que comenzamos apenas ha empezado», señaló con inflexión mesiánica a sus incondicionales. «Salgo de este majestuoso lugar con el corazón leal y jovial, y el espíritu optimista, y con la suprema confianza de que, para nuestro país y para nuestros hijos, lo mejor está todavía por llegar», declaró parafraseando a Sinatra.
El mensaje, codificado para su audiencia de incondicionales políticos y los millones de seguidores, apunta a que no se resignará a la vida de ciudadano privado después de dejar la Casa Blanca. Si las especulaciones sobre el futuro de Trump después de Trump necesitaban alguna evidencia, recientes revelaciones sobre sus últimas gestiones indican que el expresidente ya prepara su retorno al escenario de la vida política. De hecho, desde su incitación al intento de golpe en el Capitolio, se ha entretenido con la idea de la formación de un nuevo partido político que se llamaría Partido Patriota.
Según fuentes cercanas, Trump ha discutido la idea con varios asesores, y aunque los detalles del nuevo partido son aún vagos y requerirán mucho esfuerzo -seguro que enfrentará la resistencia del propio Partido Republicano-, dinero no le falta.
A pesar de las duras críticas por parte de muchos republicanos, que lo abandonaron tras la incitación a la violencia, y el inicio de su segundo juicio político por el Congreso, el expresidente tiene aún un sólido seguimiento que planea explotar. La realidad es que Trump sigue siendo popular entre los republicanos para quienes, a pesar de haber perdido las elecciones, en el 2020 obtuvo 10 millones de votos más que en el 2016, un récord electoral histórico para un candidato republicano en una elección presidencial.
Su robusta base de partidarios que han defendido la campaña de fraude electoral sin ofrecer ninguna evidencia, objetaron la certificación de los resultados incluso después del violento asalto al Congreso y continúan dando muestras del obstruccionismo por venir en las audiencias de confirmación del gabinete de Joe Biden.
Un gran negocio
No por nada, cuatro años en política le han sido muy rentables a Trump y a su familia, que han hecho negocio con el Gobierno y han sabido monetizar las donaciones políticas. Desde que perdiera las elecciones el 3N, Trump ha recaudado 250 millones de dólares, que, tras pagar las deudas de su campaña presidencial, 100 millones, le dejan con una caja de 150 millones. Como se trata de un PAC (Comité de Acción Política), el dinero solo puede ser utilizado para fines políticos, pero eso no le impide usarlo para pagarse a sí mismo y a su familia, y canalizar gastos en dirección a sus negocios.
En estos cuatro años de presidencia Trump ha descubierto que la política no solo es un negocio extremadamente rentable, sino que la política del odio es una extraordinaria fuente de ingresos con poderosos donantes políticos como el influyente matrimonio Mercer y muchos otros millonarios con voluntad política.
Un nuevo partido político sería la plataforma ideal para ayudar a Trump a seguir ejerciendo influencia después de su presidencia, y poder echar mano a la caja del PAC. Además, la creación de un nuevo partido político le proveería de una plataforma de difusión pública, que, tras la cancelación de sus cuentas en las redes sociales, necesita desesperadamente para poder funcionar política y emocionalmente.
El ex comandante en jefe dos veces imputado con cargos de destitución se ha movilizado ya realizando llamadas telefónicas a los legisladores republicanos acólitos para averiguar su intención de voto en su segundo proceso de impeachment, que, en caso de resolverse en su contra, le impediría ocupar de nuevo el cargo de presidente de EE.UU.
Un plan que avecina una guerra en el Partido Republicano
El día antes de salir de la Casa Blanca criticaba la ceremonia inaugural de Joe Biden adelantando que «sería muy aburrida» y que probablemente su sucesor tartamudearía y no sería capaz de terminar su discurso. Siguió con obsesión todas las noticias de la toma de posesión en los televisores del avión presidencial que lo llevó a en Florida.
Pocas horas después, el nuevo presidente Biden deshacía a golpe de firma ejecutiva el legado de Trump. Un golpe para Trump que, a pesar de las burlas y la aparente jovialidad que se esfuerza en desplegar, según algunos de los asistentes a su acto de partida, estaba deprimido por dentro y se sentía fracturado.
Desde su nuevo centro de operaciones oficial en el club privado de Florida, Mar-a-Lago, el expresidente no perdía el tiempo tampoco, enfrascado en planear su defensa en el juicio de destitución en el Senado y haciendo llamadas a sus aliados para bloquear a los miembros de su propio partido que tratan de impedirle su regreso al futuro.
«Todavía me quieren»
Pero Trump tiene otras cartas en la manga y podría utilizar su seguimiento y los apoyos políticos que aún le quedan, como el del senador Lindsey Graham, que no se separa de su lado, con quien habló por teléfono el miércoles por la tarde, asegurándole que todavía a considera volver a ser candidato presidencial. «Todavía me quieren» es su lema postpresidencia.
La idea de un tercer partido en la derecha radical vislumbra un serio problema para los republicanos, una escisión que les perjudicaría electoralmente de cara a las elecciones de mitad de legislatura del 2022 en los esfuerzos para recuperar el control del congreso.
Además, supondría el disparo de salida a la inminente fea guerra civil que se avecina en el Partido Republicano, aún bajo la influencia de la mano de hierro de Trump y de las criaturas políticas de su creación. Una fractura que además se llevaría consigo a los acaudalados donantes y apoyos políticos.
Con el juicio de destitución pendiente y las lealtades políticas fluctuantes, la situación en territorio inédito podría resolverse de un lado u otro, incluso de forma inesperada.
Tras su salida del cargo algunos de los ex principales lugartenientes y funcionarios de su Administración y del congreso, como el propio líder de la minoría del Senado Mitch McConnell, no tienen apetito para la nostalgia ni encuentran viabilidad política en una potencial resurrección trumpista en el 2024.
El éxodo masivo de fractura con Trump tras los acontecimientos de violencia que instigó en el Capitolio y la pérdida electoral en Georgia, mira al futuro de su propia supervivencia política y no quiere oír hablar de un retorno al peligroso caos autoritario de Trump.