La otra estatua de la Libertad viaja desde París

Esperanza Balaguer NUEVA YORK

INTERNACIONAL

NOEMIE OLIVE

El modelo de yeso original de 1878 de la dama de la antorcha se expondrá frente a la efigie con motivo de su 135 aniversario

21 jun 2021 . Actualizado a las 08:46 h.

Lo primero que vieron los millones de inmigrantes que llegaron a Nueva York a principios del siglo XX era una vista privilegiada de la estatua de la Libertad. Los abarrotados barcos llegados desde Europa atracaban en la isla de Ellis, a escasos metros de la escultura, con el anhelado bajo Manhattan asomando a lo lejos. Era la primera parada y el lugar donde se decidía el destino de cada uno de ellos. Ese mismo viaje recorrerá una réplica a pequeña escala de la dama de la antorcha realizada con el modelo de yeso original creado en 1878 por el escultor Auguste Bartholdi.

La estatua de bronce de tres metros de altura partió el pasado lunes día 7 del Conservatorio Nacional de Artes y Manualidades (CNAM) en París, donde ha estado expuesta durante los últimos diez años, para reunirse con su «hermana mayor» con motivo del 135 aniversario de su llegada a América. Será la primera vez en todo este tiempo que se vean las caras. Todo un símbolo para el momento de reencuentros familiares por el que atraviesa el mundo. Pero también porque ha sido la primera turista europea invitada a cruzar la frontera estadounidense cerrada para todos los demás debido a la pandemia.

«Queremos enviar un mensaje muy simple: nuestra amistad con EE.UU. es muy importante, sobre todo en este momento. Tenemos que conservarla y defenderla», explica Olivier Faron, administrador general de la CNAM. Este icono absoluto de Nueva York desembarcó en EE.UU. en 1886, 20 años después de la abolición de la esclavitud, como un regalo de Francia para conmemorar el centenario de la Declaración de Independencia, que se celebra el 4 de julio. Esa es la fecha elegida para exponer a la benjamina cara a cara con su parienta en la histórica isla por donde pasaron los antepasados de más de un tercio de los estadounidenses actuales. Durante el proceso de creación de la original, Bartholdi utilizó varios prototipos a pequeña escala para trabajar con las proporciones de la obra definitiva, de 46 metros, diseñada por el ingeniero Alexandre Gustave Eiffel, autor de la torre parisina que lleva su nombre.

Una de esas estatuas pequeñas que fabricó en yeso en 1876 (ocho años antes de llegar al modelo definitivo) fue conservada en el CNAM desde 1906. En 2011, una fundición especializada en replicar obras de arte, la Fondérie Susse Art, la utilizó para hacer la reproducción en bronce. La iniciativa parte de la Embajada de Francia en EE.UU. junto con la compañía de transportes gala CMA-CGM, que ha diseñado un contenedor especial de plexiglás para transportar la efigie de 450 kilos.

La mini estatua de la Libertad está previsto que zarpe hoy en un portacontenedores de gran capacidad del puerto de Le Havre, al noroeste de Francia y navegará durante nueve días antes de llegar a su destino. Una vez que termine su estancia en la isla de Ellis, viajará por carretera hasta la casa del embajador francés en Washington D.C. para ser presentada el 14 de julio, día nacional del país galo, donde permanecerá los próximos diez años. A las dos hermanas, sin embargo, les ha aparecido una prima rebelde. Se hace llamar la «Libertad reclinada» y es una réplica de casi ocho metros de la mítica figura que reposa acostada en el césped del parque Morningside en el barrio de Harlem. Creada por el artista de Brooklyn Zaq Landsberg, especializado en obras a gran escala, está inspirada en la figura del Buda reclinado.

La pieza, recubierta de resina de yeso, es suficientemente resistente para permitir a los espectadores tocar, trepar o sentarse encima. «¿Es EE.UU. una entidad siempre erguida o está en otra etapa que trascenderá al símbolo por completo? Después de todos los eventos del 2020, y con todas las instituciones con el amarre suelto, está cuestión, ya no es solo teórica», zanja Landsberg.

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