Regulariza las denominadas Fuerzas de defensa del territorio, un grupo de ciudadanos corrientes que serían llamados a filas en caso de una invasión rusa
28 ene 2022 . Actualizado a las 21:34 h.«Si se produce un ataque sobre Kiev, las tropas que están desplegadas en la región del Donbass luchando contra los separatistas rusos no podrán venir rápidamente. En el 2014 ya nos sorprendieron en Crimea. Tenemos que estar preparados para poder defender la capital y necesitamos más soldados». Esta frase no la ha pronunciado un alto mando del Ejército de Ucrania. Lleva la firma de Irina Sergeeva, una mujer menuda de 39 años, madre de 3 hijos y que se gana la vida organizando eventos y como relaciones públicas.
Irina es una de las coordinadoras de las denominadas fuerzas de defensa del territorio. Se trata de una serie de grupos de civiles entrenados por militares que surgieron hace unos cuatro años de forma extraoficial. Nacieron como consecuencia de la invasión de Crimea y el inicio de la guerra del Donbass. Hasta hace solo unas semanas estos grupos eran prácticamente unos desconocidos entre la mayor parte de la población. Pero todo esto ha cambiado de forma vertiginosa en los últimos días.
En plena escalada de tensión prebélica entre Ucrania y Rusia, con decenas de miles de soldados rusos apostados en la frontera, el Gobierno ucraniano acaba de aprobar este mismo mes una normativa para regularizar las denominadas Fuerzas de defensa del territorio. «Hasta hace poco toda la atención estaba puesta en la frontera. Pero las autoridades han entendido que la amenaza sobre las grandes ciudades es una realidad», subraya Irina.
Un factor determinante es el absoluto desequilibrio de fuerzas entre los dos ejércitos. Los analistas calculan que las tropas rusas pueden, como mínimo, duplicar los efectivos de sus oponentes. En este contexto, el Gobierno de Ucrania considera que cualquier ayuda es bienvenida, que es hora de recurrir a los civiles. «Vivimos una situación excepcional. Esperemos que nos ayuden Estados Unidos y la Unión Europea. Pero no podemos depender de nadie. Somos los que tenemos que defender nuestra casa», añade.
Con la entrada en vigor de la nueva ley, los militares profesionales también pueden ser destinados a estos grupos. Pero su germen -y la inmensa mayoría de sus componentes- son civiles. Voluntarios a los que se les entrega un uniforme militar y reciben una instrucción básica durante algunos días festivos. Entre semana siguen con sus vidas normales. «Hay médicos, albañiles, ingenieros, banqueros, productores de cine...». Gente de todo tipo que tienen algunos rasgos en común: un marcado patriotismo y su fuerte apoyo a las protestas europeístas de Maidan, que en el 2014 desembocaron en la caída del presidente Víktor Yanukóvich.
«Esto acaba de empezar»
En unos días de instrucción a los civiles se les enseña a manejar armas, se les adiestra en tácticas militares y se les proporcionan conocimientos básicos de medicina, entre otras cosas. Una vez recibida estas lecciones, y si se encuentran en buen estado de salud, pasan a ser una especie de soldados en la reserva. Después deben firmar un contrato que establece que podrán ser movilizados en caso de ataque. Estas milicias cuentan ya con numerosas armas que serían proporcionadas a los civiles en caso de necesidad. Irina coordina uno de los numerosos grupos que hay en Kiev (Kyiv, para los ucranianos). Ella empezó a formarse por su cuenta en el 2015. Se compró un arma y recibió cierta instrucción militar. Siete años después es una especie de oficial y controla a un centenar de personas, entre los que hay «muchas mujeres». Entre sus cometidos está comprobar que están sanos y tratar de facilitar el adiestramiento. Dice que no puede revelar el número de efectivos totales por motivos de seguridad. Reconoce que tienen sobre todo presencia en la capital. Pero afirma que «no han hecho más que empezar» y confía en que los próximos meses el movimiento crezca de forma exponencial. «A mi hijo de 17 años le estoy animando a que vaya», comenta.
Oleksandr Biletskyi es uno de los precursores de estas iniciativas de resistencia. Él y su mujer llevan mucho tiempo trabajando en este campo. Hace unos años fue representante del movimiento proeuropeo de Ucrania. Pero ahora la atención se centra en otros asuntos. Su único objetivo -insiste- es «defender» el territorio de las agresiones externas. «Llevamos ocho años en una situación de guerra. Estamos acostumbrados y solo queremos prepararnos», afirma.
Su esposa, Olena Biletska, también forma parte de otro grupo dirigido a mujeres. Se denomina la Guardia de Mujeres de Ucrania y llevan operando desde el 2014. El objetivo es similar. Instruir a las voluntarias en medicina básica, tiro, entrenamiento psicológico y defensa personal. También se dedican a apoyar a las mujeres de los veteranos de guerra y a las viudas de las víctimas. Según Oleksandr, unas 30.000 mujeres ucranianas han recibido ya algún tipo de instrucción por todo el país.
En este mismo abierto clima de preguerra, la Policía y miembros de equipos de emergencia han empezado a dar clases en los institutos para enseñar a los alumnos algunas nociones básicas sobre explosivos. Este jueves difundieron algunas imágenes de adolescentes rodeados de minas y cohetes. La idea es darles conocimientos sobre qué hacer en el caso de que se encuentren con objetos sospechosos.