Calviño sugiere que el Gobierno español apoyaría un embargo europeo al petróleo ruso
INTERNACIONAL
La vicepresidenta primera admite que la economía está al borde de una espiral inflacionista
09 mar 2022 . Actualizado a las 16:26 h.Estados Unidos (EE.UU) ha tomado la delantera a la Unión Europea (UE) en el terreno de las sanciones contra Rusia por la guerra en Ucrania. La Administración liderada por Joe Biden prohibirá cualquier compra de petróleo y gas de Rusia. Un veto que ha abierto la puerta a un hecho insólito: el posible levantamiento de las sanciones económicas a Venezuela a cambio de vender hidrocarburo. Dicho embargo se produjo tras la represión del régimen de Nicolás Maduro a los opositores en el 2014 y el 2017.
Para Washington se trata de una maniobra relativamente sencilla, menos dañina de lo que puede ser para las economías europeas, que dependen en un 27 % del crudo ruso, frente al 3 % de las compras totales que hacen los estadounidenses. Por no hablar del gas: un 45 % del que se consume en las casas, oficinas y fábricas de la UE tiene origen ruso.
La propuesta de la Comisión Europea de reducir de forma gradual la dependencia energética de Rusia hasta el 2030 sabe a poco en algunas cancillerías. Ni siquiera sus planes para recortar en dos tercios las importaciones de este hidrocarburo en el 2022 parecen ejercer una presión suficiente para lograr que el presidente ruso, Vladimir Putin, se retire de Ucrania. No en vano, tiene el compromiso de China de aumentar sus compras de energía del país del este. Por eso la posibilidad de un embargo al petróleo ruso podría colarse en el debate que mantendrán los líderes europeos en Versalles este jueves y viernes.
Alemania es el gran escollo. Lejos de reducir su dependencia energética de Rusia, fue apuntalando planes para ampliar el gasoducto Nord Stream con el Nord Stream II (finalmente inactivo por la guerra) y seguir recibiendo gas ruso. Una estrategia que se entiende al pasar revista a sus responsables: el ex canciller germano Gerhard Schröder, amigo de Putin, es presidente del consejo de administración de dicho gasoducto y del consejo de vigilancia del gigante petrolero Rosneft, además de estar propuesto para ingresar desde junio en el todopoderoso Gazprom, que la Comisión investiga por comportamiento anticompetitivo en el mercado del gas. Alemania recibe de Rusia más del 65 % del gas y el 30 % del petróleo que consume su economía.
¿Está España decidida a apoyar un eventual embargo al petróleo ruso, como ya hizo Estados Unidos? Al ser preguntada por esta posibilidad, la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, sugirió esta mañana que podrían respaldar una medida de ese calibre. El Ejecutivo apoyará cualquier «acción decidida», aclaró, a nivel europeo para poner fin cuanto antes a la guerra, según recoge Europa Press.
Precios desbocados
El mercado del gas y la electricidad se han roto tras el inicio de las hostilidades rusas. Y eso ya está causando estragos en la economía española, una de las menos dependientes de la energía que exporta Moscú. Los transportistas aseguran que no pueden aguantar más tiempo el excesivo coste del combustible, que ya alcanza los dos euros el litro en algunos puntos de España, y exigen rebajas fiscales como en Portugal. De igual modo, los hogares han visto cómo sus facturas de la luz se han disparado en el último mes. En algunos casos pagando hasta tres veces más, provocando la huida de muchos clientes del mercado regulado al libre, con tarifas fijas. Los problemas se van contagiando a toda la cadena de producción. Cuesta más conseguir cereal o aceite de girasol, por la interrupción del suministro desde Ucrania, lo que incrementará los precios de la materia prima. Pero es que otros insumos de la agricultura siguen subiendo, porque se necesita energía para producirlos. Fábricas intensivas en energía paralizan la producción por los altos costes eléctricos y ya han obligado a empresas como la siderúrgica naronesa Megasa a parar sus hornos donde funde la chatarra para producir acero.
La situación es muy preocupante. Calviño ha admitido que la economía atraviesa un momento de alto riesgo de una espiral inflacionista, por eso ha defendido medidas a nivel nacional y europeo para ponerle freno, así como el impulso de un pacto de rentas con patronal y sindicatos. «Se trata de dar una respuesta que, como en el caso de la pandemia, ponga a los ciudadanos en el centro y se garantice que seguimos teniendo una recuperación económica fuerte y sólida, con una senda positiva de creación de empleo», ha asegurado.
No habrá cambio de planes
A pesar de que todos los organismos internacionales y expertos coinciden en que el escenario de guerra en Ucrania echa por tierra cualquier previsión económica hecha hasta el momento, incluida las que elaboró el Gobierno para sostener los Presupuestos nacionales y el Plan de Recuperación, Calviño insiste en que no habrá cambios y ha remarcado que se está impulsando el despliegue de inversiones y reformas para alcanzar la velocidad de crucero este año.
Los números no cuadran. El Gobierno planificó sus partidas de gasto creyendo que la economía española crecería un 7 %. Si finalmente la guerra y la inflación reducen el PIB a una media del 5 %, entrecruzando las estimaciones de varios organismos, España tendría un agujero este año de unos 20.000 millones de euros.