Zelenska, la Michelle Obama ucraniana y enemiga número dos de los rusos

María Hermida
María Hermida REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Olena Zelenska, junto a su marido, el presidente ucraniano, en octubre del 2019 en Riga (Letonia)
Olena Zelenska, junto a su marido, el presidente ucraniano, en octubre del 2019 en Riga (Letonia) TOMS KALNINS | EFE

Activista y feminista, intenta que las mujeres se queden en el país a luchar. Desde antes de la guerra demostró que su papel va mucho más allá del de primera dama

10 mar 2022 . Actualizado a las 09:55 h.

Se llama Olena Zelenska y, sí, es la mujer del presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski. Pero, si antes de la guerra ya había dado muestras de que su papel iba mucho más allá del de esposa o primera dama que se limita a figurar, logrando poner en marcha un proyecto estatal para mejorar la alimentación infantil o metiendo en la agenda del país la violencia machista, desde que se inició la ofensiva rusa ha redoblado su imagen como una de las mujeres más influyentes de Ucrania. Activista y feminista, se ha convertido en la voz del desgarro de la guerra, poniendo nombres, fotos e historia a los niños asesinados por los rusos. Pero también en la reivindicación de la fortaleza de las mujeres en la contienda. A ellas se dirigió desde su potentísimo altavoz de Instagram —tiene casi 2,5 millones de seguidores— para decirles que en Ucrania hay dos millones más de féminas que de hombres y animarlas a luchar contra Rusia. Comparada con Michelle Obama por las causas que defiende, el interés de los medios por lo que tenga que decir es tal que ayer publicó una carta abierta para compensar las decenas de entrevistas no contestadas: en ella dejó escrito que no hay ninguna operación sobre Ucrania, solo «el asesinato en masa de civiles».

¿Quién es Olena Zelenska? Nacida en el año 1978 en Krivói Rog, una ciudad ucraniana, estudió Arquitectura, aunque no llegó a ejercer, porque la capturó la escritura. Conoció a Zelenski en la universidad, donde él era un estudiante de Derecho que también aspiraba a ser cómico. Juntos montaron una productora, Studio Kvartal 95, que se convirtió en un negocio bien rentable. Ya entonces él era la cara visible: el cómico que, ironías de la vida, hacía de presidente en la pantalla, y ella la que estaba detrás, con el lápiz afilado de los guiones. 

«Empezamos»

Casados desde el 2013, dicen que se enteró de que su marido se presentaba a las elecciones por las redes sociales. Y que el enfado fue monumental. Se supone que prefería estar en segundo plano. Pero las imágenes publicadas en su cuenta de Instagram nada más iniciar él la carrera presidencial junto a un «empezamos» en plural dejaban ya claro el rumbo. Y no, nunca estuvo en la sombra. Detrás de la mujer que publica fotos poniendo adornos en el árbol de Navidad o que fue portada en la Vogue ucraniana, se fue destapando una luchadora concienzuda en un país en el que a la igualdad le queda largo recorrido. Peleó por la adhesión de Ucrania a la Asociación Biarritz, la iniciativa del G-7 sobre igualdad de género. O inició un proyecto para cambiar el programa nutricional de los escolares. También se interesó por dar a conocer la cultura y la lengua ucraniana o por los derechos de las personas con discapacidad.

Desde el minuto cero de la guerra, echó mano de sus redes sociales y, como su marido, las utilizó como arma contra los rusos. Ahí fue donde se dirigió a las mujeres del país. Junto a fotografías de féminas del ejército, voluntarias en el frente o médicas y enfermeras que se juegan el tipo, escribió: «Nuestra resistencia actual también tiene un rostro especialmente femenino». Ayer, en su carta abierta, volvió a ser muy directa, señalando que lo más aterrador «son las bajas infantiles». Y dijo de Putin: «Pensó que desencadenaría una guerra relámpago sobre Ucrania. Pero subestimó a nuestro país».

Sus publicaciones, que multiplican seguidores cada día, no marcan una línea gruesa entre su vida personal y su trayectoria pública. Quizás, una de las claves sea que, además de dirigirse a otras mujeres y al conjunto de los ucranianos, Zelenska siempre comienza por referirse a sí misma. «No tendré pánico ni lágrimas», escribió. «Estaré tranquila y confiada. Mis hijos me están mirando. Estaré junto a ellos y junto a mi esposo», añadió. Nadie sabe dónde está. Supone que sigue en Ucrania, escondida de los rusos junto a sus hijos. Y, seguramente, con su lápiz de guionista, que un día fue de cómica, pero con el que ahora ayuda a escribir el drama de su país.