
El presidente turco adelanta las elecciones presidenciales y legislativas al 14 de mayo, con un notable desgaste de su popularidad a causa de la crisis económica
25 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha adelantado un mes las elecciones presidenciales y legislativas para fijarlas el 14 de mayo. El dirigente islamista aspira a ser reelegido después de más de dos décadas en el poder en las que ha transformado de forma sustancial el sistema político turco. Sin embargo se enfrenta a su desafío electoral más complicado hasta la fecha. Su popularidad ha experimentado un notable desgaste, sobre todo por la crisis económica que padece el país, con una inflación de cerca del 85 %.
Después de años de agrias divisiones, el histórico Partido Republicano del Pueblo (CHP) ha logrado fraguar una heterogénea coalición de seis partidos opositores que abarca desde islamistas moderados a progresistas y nacionalistas de derechas. Sin embargo, la cuestión de quién debe ser el candidato a la presidencia todavía suscita discrepancias. El principal favorito es Ekrem Imamoglu, el alcalde de Estambul, que ya derrotó a los islamistas en las últimas municipales, en el 2019, en uno de sus feudos.
El problema es que Imamoglu fue recientemente condenado a más de dos años de prisión por calificar de «estúpidos» a los miembros de la Junta Electoral que obligaron a repetir los comicios, una decisión que fue muy controvertida. A la segunda, resultó ganador por un mayor margen. En teoría, podría ser candidato a la presidencia porque ha recurrido esa decisión. Ahora bien, el líder de su partido, el CHP, Kemal Kilicdaroglu, de 74 años, no ha tirado la toalla.
Amenaza de ilegalización
La clave de las elecciones podría estar en manos de los nacionalistas kurdos del Partido Democrático de los Pueblos (HDP), la segunda mayor formación de la oposición con más del 10 % de los votos. La Fiscalía abrió un procedimiento para ilegalizar al HDP bajo la acusación de que está vinculado al PKK, considerado en Turquía como organización terrorista por haber lanzado una insurgencia hace cuatro décadas en el Kurdistán. De momento, el Tribunal Constitucional ha congelado sus bienes, pero, si se confirma la ilegalizacións, su base electoral podría boicotear los comicios, lo que aumentaría de forma notable las opciones de Erdogan y su partido AKP de repetir victoria.
«Es difícil hacer predicciones, sobre todo porque aún falta una información muy importante: quién será el candidato de la coalición opositora, y si puede atraer el decisivo voto kurdo», reflexiona el analista Cengiz Tomar, que considera que la economía será un asunto clave. «La popularidad de Erdogan ha mejorado después de las medidas de los últimos meses. Ahora ronda el 40 %. Todo está abierto», añade Tomar.
Las elecciones serán seguidas con mucha atención por las potencias internacionales, ya que Turquía se ha convertido en un país clave en la región mediterránea, sobre todo en algunos países como Siria o Libia a causa de la política intervencionista de Erdogan. «Lo que pasa en Turquía no se queda en Turquía. Puede ser una potencia media, pero las grandes potencias se van a ver influenciadas por esta elección», sostiene Ziya Meral, investigador del británico Royal United Institute. Una victoria de la oposición podría representar un giro notable a la política exterior del país.