Con refugios antibombas y lecciones sobre el manejo de explosivos, miles de alumnos han iniciado su segundo curso escolar desde la invasión de Rusia
05 sep 2023 . Actualizado a las 17:41 h.«Si hay una alerta antiaérea, prestad atención y usad los refugios. Cuidad los unos de los otros». Éste fue el mensaje del presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, con el que arrancó el curso escolar en el país en tiempos de guerra. No han pasado ni dos días desde que iniciaron las clases y las sirenas por posible bombardeo sobre los colegios de Kiev ya han sonado dos veces y los espacios subterráneos antimisiles construidos en los centros educativos ya han sido utilizados.
Desde los más pequeños hasta los que están por terminar sus estudios están coartados por las aeronaves militares que sobrevuelan sobre sus escuelas y los ataques rusos que impactan contra el territorio cada día. Aunque en otras zonas despobladas, los edificios reducidos a escombros por los bombardeos desde Moscú revelan que el conflicto sigue vigente, los niños han retomado sus clases con la emoción de cada primer día.
Con flores para sus maestros, cánticos patrióticos y aplausos, las presentaciones de inauguración se han desarrollado con una supuesta normalidad. Sin embargo, el inicio no ha sido igual en todo el país. Principalmente en las ciudades cercanas al frente. En las localidades del sur y este del país como Mykolaiv, Zaporiyia o Jersón, la formación será totalmente en línea.
En el caso de la región de Donetsk, debido a la evacuación obligatoria, más de 35.000 estudiantes se encuentran fuera de la ciudad —pero dentro de Ucrania— y más de 26.000 se han ido al extranjero y continúan matriculados en sus escuelas regulares.
Sólo un 40 % de los alumnos ucranianos tendrán clases presenciales. La crisis ha obligado a un millón y medio de niños a estudiar a través del ordenador. De los 6,7 millones de menores ucranianos en edad escolar, un tercio tendrá un modelo mixto de enseñanza. «¿Cómo se aprende desde un sótano?», se pregunta una madre ucraniana, que habló con Save the Children, haciendo alusión a los refugios antiaéreos que los colegios han tenido que habilitar para poder abrir.
Como si fuera un espacio más de estudio, el presupuesto de Educación se ha enfocado en que las escuelas cuenten con los «búnkeres», a los que se baja cuando suenan las sirenas debido a las explosiones. Solo las instituciones que tengan estos sitios para la protección de los menores han podido recibir estudiantes. 13.000 centros han abierto de nuevo sus puertas para un total de 3,7 millones de alumnos.
«Quienes disfrutan asistiendo a clase y encontrándose con sus amigos se ven obligados ahora a cambiar sus aulas por sótanos húmedos y fríos en cuanto suenan las alarmas», ha lamentado la directora de Save the Children Ucrania, Sonia Khush. «La escuela debería ser un lugar feliz y seguro para los niños», afirma, pero ahora también se ha convertido en un blanco de los ataques rusos. Desde el inicio de la invasión, un total de 3.750 espacios educativos han sido bombardeados, de los que más de 1.300 han quedado completamente destruidos.
Guarderías, institutos de secundaria o escuelas de educación especial. Los drones no distinguen edificios y al menos uno de estos centros fue impactado cada dos días por los misiles desde octubre pasado, según los informes que Save the Children reveló el pasado enero.