Los socialistas lusos aprueban en solitario los presupuestos en un clima de campaña electoral

Brais Suárez
Brais Suárez OPORTO / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

António Costa, emocionado ante su último día como primer ministro en el Parlamento, junto al ministro de Finanzas, Fernando Medina.
António Costa, emocionado ante su último día como primer ministro en el Parlamento, junto al ministro de Finanzas, Fernando Medina. PEDRO NUNES | REUTERS

Subirán las pensiones, pero también la edad de jubilación y los sueldos públicos

30 nov 2023 . Actualizado a las 09:21 h.

Fue la gran última cita de António Costa ante el Parlamento portugués como primer ministro en funciones. Pero, tal y como tenía previsto, no se dirigió al hemiciclo. Se limitó a asentir, visiblemente emocionado, ante el largo aplauso que su bancada le otorgó tras la aprobación de las cuentas para el 2024. Tras las duras críticas de la oposición por «desbaratar la mayoría» que logró en las urnas, vio cómo se aprobaba lo que muchos consideran la mejor ley de presupuestos, por expansiva, que Portugal ha tenido en más de una década.

Además de emoción, el gesto de Costa delataba la frustración por no poder seguir liderando la tendencia de crecimiento que ha tomado el país en sus ocho años de Gobierno, recuperándose de una serie de traumas que comenzaron con la troika y su severo programa de austeridad.

Lo dijo el ministro de Finanzas, Fernando Medina: «En ocho años, el sueldo mínimo ha subido de 505 a 820 euros mensuales». Pese a todos los problemas en sectores públicos y el bajo poder adquisitivo de la población, a la salida del Parlamento Costa reivindicó su gestión: «Pasamos la página de la austeridad, sacamos al país de una situación de déficit». «Convergimos con la Unión Europea» y el país alcanzó una «sólida estabilidad presupuestaria», con más empleo, exportaciones e innovación. Algo que, considera, da «más libertad de elección» a los ciudadanos.

El texto fue aprobado con los votos a favor de la mayoría absoluta socialista. Se abstuvieron los dos diputados de Livre (ecologista) y PAN (animalista), cuya postura fue recibida con un murmullo irónico de los demás partidos, que votaron en contra. Algo paradójico, pues en mayor o menor medida, todos ellos también habían estado de acuerdo, durante las consultas con el presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, previas a la decisión de disolver la Asamblea, que lo mejor para el país sería comenzar un nuevo ciclo político con los presupuestos aprobados. El próximo Gobierno podrá recurrir a lo que se conoce como presupuestos rectificativos.

Desde que Rebelo de Sousa anunció esa decisión, quedó claro que el debate parlamentario de los presupuestos no sería sino el pistoletazo de salida hacia la cita electoral del 10 de marzo. De hecho, el Gobierno tiró abajo su medida más impopular: aumentar el impuesto único de circulación, que hubiera afectado a más de 3,5 millones de conductores. Además, el Gobierno ha aceptado 80 de las 200 enmiendas planteadas por la oposición.

Se ha sabido, entre otras cosas, que aumentará la edad de jubilación en cuatro meses, hasta los 66 años y siete meses, aunque las pensiones también suben hasta un 6,2 %. También lo harán los sueldos públicos y habrá distintos beneficios fiscales para los que tengan salarios inferiores a los 1.938 euros brutos , así como ventajas para los jóvenes en sus primeros cinco años de empleo, bonos de transporte o estudios.

Los presupuestos, en cambio, se olvidan de las mejoras salariales y condiciones de trabajo que médicos y profesores llevan meses demandando en las calles, y tampoco ofrecen soluciones a corto plazo para aliviar el alto precio de la vivienda

Una vez promulgada la ley, Rebelo de Sousa publicará a principios de diciembre el decreto para destituir al Gobierno, mientras que la Asamblea permanecerá hasta mediados de enero.