Tusk afronta su «limpieza democrática» entre protestas de los ultraconservadores

Johana Serra BERLÍN / COLPISA

INTERNACIONAL

El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, junto al presidente polaco, Andrzej Duda, en el Palacio Presidencia en Varsovia.
El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, junto al presidente polaco, Andrzej Duda, en el Palacio Presidencia en Varsovia. ALEKSANDRA SZMIGIEL | REUTERS

El nuevo primer ministro polaco destituye las cúpulas de los medios de comunicación estatales y dicta las primeras iniciativas para restituir la independencia judicial

21 dic 2023 . Actualizado a las 18:54 h.

El primer ministro polaco, Donald Tusk, se ha puesto manos a la obra en su prometida «limpieza democrática» y ha empezado a regenerar los medios de comunicación públicos al tiempo que dicta las primeras iniciativas parlamentarias destinadas a revocar la controvertida reforma del poder judicial. Se trata de los dos estamentos más claramente politizados durante los ocho años en que ejerció el poder el ultraconservador partido Ley y Justicia (PiS), al que hace una semana arrebató el liderazgo el bloque europeísta liderado por Tusk.

El primer paso, en lo que se refiere a la renovación de las estructuras de los medios de comunicación públicos, ha sido el cese de las cúpulas de la radiotelevisión estatal (TVP y RP) y de la agencia de noticias PAP. Correspondió al Ministerio de Cultura emitir las órdenes pertinentes para una medida incluida entre las prioridades de la coalición de gobierno, integrada por la liberal Plataforma Cívica (PO) de Tusk, la centrista Tercera Vía y la izquierda moderada de Lewica. Casi de inmediato, se concentraron ante la sede de TVP un grupo de diputados del ahora opositor PiS, algunos de los cuales permanecieron durante toda la noche en el edificio. Hasta ahí se personó también en líder del partido, Jaroslaw Kaczynski, a modo de apoyo solidario al ente público.

La enemistad entre el PO de Tusk y los medios públicos controlados por el PiS es más que evidente. Durante la campaña electoral pasada, la televisión estatal repitió sin reparos las consignas del PiS y acusó al líder europeísta de servir más a Bruselas que a su país o de haber practicado en su anterior etapa como jefe de gobierno —entre 2007 y 2014— una política de «consentimiento» a Vladímir Putin semejante a la que se imputa a Alemania, lo que a su juicio envalentonó al presidente ruso y precipitó la invasión de Ucrania.

Pese a estas campañas mediáticas, el bloque de Tusk obtuvo tras las elecciones generales de octubre la superioridad parlamentaria que precisa para gobernar. El PiS, por su parte, defendió su posición de primera fuerza, pero sin mayoría ni socios en los que apoyarse.

El partido de Kaczsynki y del ex primer ministro Mateusz Morawiecki pasaron a la oposición tras un intento fallido de investidura. Pero siguen contando con el apoyo del presidentes, Andrzej Duda, fiel al PiS aunque formalmente dejó en suspenso su militancia al acceder al cargo en el 2015.

Oposición presidencial

Duda alza la voz ahora contra el cese de las cúpulas de los medios de comunicación y advierte de que los propósitos de Tusk de desmantelar estos entes o cortarles las partidas presupuestarias de que disponen son anticonstitucionales. El aviso del jefe de Estado va más allá de lo simbólico o del apoyo solidario. El cargo presidencial es eminentemente representativo, pero entre sus atribuciones están la de firmar o refrendar leyes, así como remitirlas a la justicia para su revisión.

Precisamente es el poder judicial el siguiente gran objetivo de la regeneración democrática prometida por Tusk al acceder al poder hace una semana, dos meses después de su victoria electoral. El PiS ha consagrado buena parte de sus ocho años al frente del Gobierno a reestructurar los órganos judiciales hasta dejarlos bajo un fuerte control del estamento político, especialmente en lo que compete a la designación de los magistrados. Esta línea le valió sucesivas amonestaciones y expedientes de la Comisión Europea por socavar el principio de la independencia judicial.

La confrontación con Bruselas derivó incluso en la congelación de fondos de recuperación post-pandemia destinados a Varsovia. Inmediatamente después de su victoria electoral, y sin esperar a consumar su investidura, Tusk se puso a negociar con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, las condiciones para el futuro desbloqueo de estos fondos. Ahora el Parlamento empieza a dar los pasos necesarios para revocar las sucesivas leyes que conforman la controvertida reforma judicial de la etapa PiS. En primer lugar, ha aprobado una resolución por la que se declara ilegal la designación de los jueces de las audiencias territoriales, emanados directamente del poder político.