Las elecciones regionales en los Abruzos, un test para Meloni

Valentina Saini VENECIA / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Meloni.
Meloni. GUGLIELMO MANGIAPANE | REUTERS

El candidato a presidente de la región es un importante aliado de la primera ministra y su derrota sería un mazazo

11 mar 2024 . Actualizado a las 09:20 h.

 Las elecciones regionales de los Abruzos tiene en ascuas a la primera ministra Giorgia Meloni. Marco Marsilio, actual presidente de esta región del sur de Italia, poco industrializada y famosa por sus parajes montañosos, pertenece al partido de Meloni, Hermanos de Italia (HdI), y espera que los votantes le vuelvan a elegir, pero las últimas encuestas publicadas le daban apenas un punto de ventaja sobre su contrincante, el candidato de centroizquierda Luciano D'Amico.

Marsilio es un importante aliado de Meloni y su derrota sería un mazazo para la primera ministra y para todo su Gobierno. Una docena de ministros y subsecretarios han viajado a los Abruzos en las últimas semanas para apoyarle y la propia Meloni se desplazó el martes a Pescara, la capital regional, para participar en el acto final de la campaña. 

Cerdeña, en la mente

Por una vez, las fuerzas de oposición de centro e izquierda presentan a un candidato común, D'Amico, y se muestran optimistas tras la reciente derrota del centroderecha en las elecciones regionales de Cerdeña. Allí la candidata de centroizquierda se impuso al aspirante cercano a Meloni. Según declaró la secretaria del Partido Demócrata (PD), Elly Schlein, al diario La Repubblica, «si ganamos también aquí, será un golpe para el Gobierno. En el caso de Cerdeña pueden decir que se equivocaron de candidato, pero en los Abruzos gobierna desde hace cinco años el modelo Meloni: Marsilio es uno de los suyos». 

Según fuentes próximas a HdI, hay nervios en el partido tras el varapalo en Cerdeña, que también avivó las tensiones entre los socios de Gobierno. Los más críticos con la primera ministra son los aliados de la Liga, que no deja de bajar en los sondeos. Su líder, Matteo Salvini, se muestra cada vez más frío con Meloni, y hace todo lo posible para robarle el protagonismo a la política ultranacionalista. Según Schlein, Meloni y Salvini son buenos en ocultar sus divisiones, pero la tensión está ahí y se nota. Eso sí, observa la secretaria del PD, «no está llevando a la caída del Gobierno, sino a la parálisis de Italia».

Y precisamente como una estrategia anti-Meloni en las europeas de junio, la Liga parece decidida a presentar como su candidato al general Roberto Vannacci, cuyo polémico libro con opiniones homófobas y racistas le han dado mucha popularidad entre los votantes más derechistas. Los barones de la Liga también consideran demasiado cordial la acogida que el presidente Joe Biden le reservó a Meloni en la Casa Blanca la semana pasada, y para resaltar la diferencia entre su partido y HdI recordaron que apoyarán a Donald Trump en las elecciones de EE.UU. Por su parte, Meloni sigue apoyando incondicionalmente la causa de Ucrania y no congenia con la ambigüedad de Salvini con respecto a Rusia.

Últimamente, también se ha deteriorado la relación de Meloni con el presidente de la República, Sergio Mattarella, muy popular entre los italianos. Recientemente, el jefe del Estado expresó sus reservas sobre el uso de las porras por parte de la policía contra unos manifestantes propalestina en la ciudad de Pisa. La reacción de Meloni apoyando a las fuerzas del orden fue interpretada por los analistas como un ataque indirecto a Mattarella.