La policía de Ecuador irrumpe en la embajada de México en Quito y detiene al exvicepresidente Jorge Glas

Fernando Gimeno EFE / LA VOZ

INTERNACIONAL

López Obrador, que había concedido asilo al político, ha anunciado la suspensión de las relaciones diplomáticas entre los dos países

06 abr 2024 . Actualizado a las 22:27 h.

El Gobierno de Ecuador entró en la noche del viernes en la Embajada de México en Quito y detuvo a Jorge Glas, exvicepresidente de Rafael Correa (2007-2017), después de que el Gobierno mexicano le hubiese concedido el asilo político que había solicitado, lo que llevó al presidente López Obrador a anunciar la suspensión de las relaciones diplomáticas con el país andino.

La Policía Nacional ecuatoriana trepó por los muros de la sede diplomática mexicana para capturar a Glas, sobre quien pesaba una orden de prisión preventiva por un caso de presunta corrupción. El exvicepresidente ya se enfrentó a cinco años en la cárcel (entre el 2017 y el 2022) por dos delitos que él rechaza y considera, además, que es víctima de una persecución política en su contra.

Los hechos fueron condenados por el jefe de Cancillería y Asuntos Políticos de la Embajada, Roberto Canseco, que los calificó como algo «totalmente inaceptable». Canseco relató en declaraciones a periodistas que los policías ecuatorianos irrumpieron en la Embajada y agredieron al personal de guardia de la sede diplomática.

«Como delincuentes allanaron la Embajada de México en Ecuador. Esto no es posible. No puede ser. Es una locura», dijo visiblemente alterado antes de expresar su preocupación por Glas «porque pueden matarlo» .

«No hay ningún fundamento para hacer esto», añadió, para después advertir que no hubo un aviso previo por parte de la policía ecuatoriana. «Esto está fuera de toda norma, y lo están haciendo porque (Glas) es una persona perseguida, como lo podemos constatar el día de hoy», afirmó.

López Obrador suspende las relaciones

Minutos después, el Gobierno ecuatoriano confirmaba en un comunicado en redes sociales la detención de Glas, al igual que lo hacía el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador en redes sociales para denunciar «una violación flagrante al derecho internacional y a la soberanía de México».

«He instruido a nuestra canciller (Alicia Bárcena) que emita un comunicado sobre este hecho autoritario, proceda de manera legal y de inmediato declare la suspensión de relaciones diplomáticas con el Gobierno de Ecuador», anunció López Obrador.

El ingreso de las autoridades ecuatorianas a la Embajada de México y la posterior detención de Glas se produjeron en un momento de máxima tensión en las relaciones entre ambos países, después de que el Gobierno del presidente ecuatoriano, Daniel Noboa, hubiese expulsado a la embajadora mexicana por unas declaraciones de López Obrador, sobre el asesinato del candidato Fernando Villavicencio y el efecto en los comicios ganados por el joven empresario, de 36 años.

Desde hacía semanas la idea del Gobierno de Noboa era entrar a la Embajada de México a detener a Glas, y para ello pidieron permiso a la embajadora Raquel Serur a finales de febrero, lo que sin titubeos fue denegado rápidamente por el Ejecutivo mexicano.

El Gobierno de Ecuador califica a Glas de «delincuente»

En un comunicado, el Gobierno de Ecuador afirmó que «ningún delincuente puede ser considerado un perseguido político» y que Glas «ha sido condenado con sentencia ejecutoriada (en firme) y contaba con disposición de captura emitida por las autoridades competentes».

Además, aseguró que «al haberse abusado de las inmunidades y privilegios concedidos a la misión diplomática» y que México haya concedido el asilo a Glas, «contrario al marco jurídico convencional, se ha procedido con su captura».

«Ecuador es un país soberano y no vamos a permitir que ningún delincuente quede en la impunidad», añadió la Presidencia ecuatoriana, que reiteró su «respeto al pueblo mexicano que comparte nuestro sentir por la lucha contra la corrupción que afecta a neutros países».

El precedente de la exministra Duarte

Desde que el Gobierno de México había anunciado la decisión de otorgar el asilo político a Glas, la vigilancia en la Embajada se había reforzado para evitar un nuevo episodio como el ocurrido hace poco más de un año con la exministra correísta María de los Ángeles Duarte.

En aquel momento, fue Argentina, bajo el Gobierno del presidente peronista Alberto Fernández, el país que concedió el asilo político solicitado por Duarte tras más de dos años alojada en la residencia del embajador argentino junto a su hijo menor de edad.

Sin embargo, el entonces presidente ecuatoriano Guillermo Lasso no aceptó entregar el salvoconducto que le permitiese a Duarte salir del país rumbo a Buenos Aires sin ser detenida, por lo que la exministra fue capaz de salir de Ecuador sin que las autoridades ecuatorianas se percatasen, lo que desató una crisis diplomática con Argentina en la que ambos países expulsaron a sus respectivos embajadores.