Assange pacta su libertad con EE.UU.

Juan Francisco Alonso LONDRES / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Atlas TV

El ciberactivista pone fin a 14 años de persecución tras declarase culpable de espionaje y aceptar una condena de prisión que ya ha cumplido

25 jun 2024 . Actualizado a las 22:35 h.

Julian Assange ya está en libertad. Tras pasar siete años refugiado en la Embajada de Ecuador en Londres y cinco recluido en la prisión de máxima seguridad de Belmarsh, el fundador de WikiLeaks llegó a un acuerdo con la Justicia de Estados Unidos que pone punto final a catorce años de persecución.

El ciberactivista de 52 años salió el lunes de prisión, después de que el Tribunal Superior de Londres lo dejase en libertad condicional. Acto seguido, Assange fue trasladado por la policía británica al aeropuerto de Stansted (a 56 kilómetros al norte de Londres) para tomar un avión que lo llevó hasta las islas Marianas del Norte, un territorio estadounidense en el Pacífico, donde está previsto que se ejecute el pacto.

Assange se presentará ante un juez de las islas y se declarará culpable de violar la Ley de Espionaje como responsable de una de las mayores filtraciones de información clasificada en la historia de Estados Unidos, que en el 2010 reveló secretos de las guerras de Irak y Afganistán y comunicaciones entre diplomáticos, entre otros asuntos.

La Justicia estadounidense le impuso una pena de cinco años, que es el tiempo que ya ha cumplido en la prisión londinense de Belmarsh y, por tanto, queda libre para volver a su Australia natal de inmediato. Allí su mujer, Stella, y sus dos hijos esperan su llegada a las 9.00, hora local del miércoles. Antes del pacto, Washington acusaba a Assange de 17 delitos de espionaje y uno de intromisión informática, por lo que enfrentaba una pena de hasta 170 años de prisión.

Un lugar del Pacífico

El remoto lugar escogido para ejecutar el acuerdo fue seleccionado por la defensa del fundador de WikiLeaks. ¿La razón? Assange rechazaba ir a Estados Unidos, porque no confía en sus autoridades. Nada hacía sospechar que hubiera negociaciones entre bastidores para poner fin a este culebrón. No obstante, desde WikiLeaks aseguraron que llevaban tiempo conversando con Washington. Unos diálogos que, según ellos, fueron posibles gracias a «una campaña global que abarcó a organizadores de base, defensores de la libertad de prensa, legisladores y líderes de todo el espectro político, hasta llegar a la ONU». La presión del jefe del Gobierno australiano, Anthony Albanese, fue vital: «Nadie ganaba con su encarcelamiento».

Pero también jugaron a favor de Assange las elecciones del 4 de julio en el Reino Unido y «que, dado el cambio de Gobierno que pronostican las encuestas, había la posibilidad de que la decisión [del actual Ejecutivo] de entregar a Assange fuera revisada», explicó la analista australiana Holly Cullen. También asegura que en los últimos años en EE.UU. se ha producido «un consenso cada vez mayor, incluso entre algunos republicanos, de que este asunto ya no interesa».