Rusia sigue presionando en el este tras una semana de incursión ucraniana

Andrés Rey REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Un soldado ucraniano, el domingo cerca de la frontera rusa en la región de Sumy, colindante con Kursk.
Un soldado ucraniano, el domingo cerca de la frontera rusa en la región de Sumy, colindante con Kursk. Viacheslav Ratynskyi | REUTERS

El Kremlin se cierra a negociaciones y promete una respuesta a la altura

12 ago 2024 . Actualizado a las 21:27 h.

Ha pasado ya una semana desde que Ucrania entró por sorpresa en territorio ruso, en la región de Kursk. Mientras prepara una respuesta a la altura, el Kremlin no ha dejado de atacar a las fuerzas kievitas en el este del país, según corroboraron ayer cargos del Ejército ucraniano. «Nuestros muchachos no sienten alivio», dijo Artem Dzhepko, un oficial de la Brigada de Policía Nacional de Ucrania que está combatiendo cerca de Chasiv Yar, en la región de Donetsk.

Según él, las fuerzas rusas siguen lanzando bombas —hasta diez cada día— contra las posiciones ucranianas. «Es difícil. Lamentablemente, la presión no ha disminuido», añadió. Las tropas de Kiev continúan adentrándose en la región rusa de Kursk, hacia el norte y el oeste, donde ya controlan 28 localidades, informó el Instituto para el Estudio de la Guerra (ISW). Entraron el 6 de agosto y es la primera vez que hacen una incursión tan extensa.

Cambio de narrativa

Sin embargo, en lugar de retirar brigadas de las líneas del frente en el este de Ucrania para ayudar a detener la ofensiva en Kursk, Rusia ha decidido defenderse con unidades de nivel inferior. Es una fuerza «reunida apresuradamente» y «mal preparada» para coordinar una respuesta militar, explicó el ISW. Sea como sea, esta incursión en Rusia está marcando un cambio significativo en la narrativa de la guerra.

Desde que Rusia lanzó su invasión a gran escala en febrero del 2022, sus tropas se han hecho con más de un 18 % de Ucrania. La contraofensiva que lanzó Kiev el año pasado no funcionó y ahora la guerra se ha concentrado en el este del país. El Ejército ruso avanza lentamente, metro a metro, sobre todo en la región de Donetsk y la moral ucraniana se ha hundido. Cada vez hay más presión sobre los líderes ucranianos para negociar un acuerdo.

La incursión en territorio ruso se mantuvo en secreto. De hecho, algunos soldados kievitas y cargos estadounidenses aseguraron que no sabían nada al respecto. Kiev tenía la esperanza de aliviar la presión sobre sus tropas en el este. Además, si consigue quedarse con algún territorio ruso, podrá usarlo como moneda de cambio en futuras negociaciones.

Sin visos de paz

Hasta el momento, según analistas y medios locales, las fuerzas ucranianas han ocupado unos 260 kilómetros cuadrados y han tomado decenas de prisioneros rusos. Las autoridades de la región de Kursk dicen haber evacuado a más de 76.000 personas, y este lunes el gobernador de Bélgorod —colindante con Kursk— anunció que 11.000 habitantes de la zona fronteriza de Krasnoyaruzhski también se habían desplazado.

Vladimir Putin cerró la puerta a negociaciones de paz horas después. «¿Pero de qué negociaciones se puede hablar ahora? ¿Con gente que bombardea sin distinción a civiles?», comentó en una reunión televisada, y prometió una respuesta a la invasión de Kursk. Sobre ella también comentó que «el enemigo cumple la voluntad de sus dueños occidentales. Occidente lucha con nosotros por medio de los ucranianos y busca mejorar sus futuras posiciones en una negociación».

Entretanto, el Ejército ruso continuaba intentando atravesar las defensas ucranianas en Donetsk. El domingo por la noche lo intentó cuatro veces, informaron en Facebook las fuerzas armadas kievitas. En Toretsk, Zalizne, Druzhba y Niu-York. Dos ataques fueron repelidos y otros dos seguían en curso.