Una israelí superviviente de la matanza del 7 de octubre se quita la vida al no poder superar aquel trauma

J. Gómez Peña MADRID / COLPISA

INTERNACIONAL

La joven israelí superviviente del ataque del 7 de octubre que se suicidó al no poder superar la tragedia
La joven israelí superviviente del ataque del 7 de octubre que se suicidó al no poder superar la tragedia Colpisa

La familia culpa al Gobierno de Netanyahu por la falta de ayuda psicológica a los muchos afectados por las consecuencias del conflicto en Gaza

21 oct 2024 . Actualizado a las 16:18 h.

Durante el pasado domingo, el teléfono móvil de Shiral Golan no dejaba de recibir mensajes alegres para celebrar que cumplía 22 años. Nadie respondió. La joven acababa de quitarse la vida.

En realidad había comenzado a morir el 7 de octubre del 2023. Aquel día estaba entre los despreocupados asistentes al festival de música Supernova, cerca del kibutz Reim, asaltado por milicianos de Hamás que provocaron una masacre con asesinatos, violaciones, torturas y mutilaciones. Incluso de niños. Golan, junto a su pareja, Adi, lograron esconderse y sobrevivir a aquel horror perpetrado en suelo hebreo. Pero sufrir una experiencia así marca: lo llaman estrés postraumático. Ya en casa y a salvo, se aisló. Y pese al sostén de su familia para mantenerse a flote, se hundió.

Su hermano Eyal acusa al Gobierno de Israel de no ayudar a las personas en estas circunstancias. De olvidarlas. «Si el Estado se hubiera hecho cargo de ella, nada de esto habría sucedido», denuncia en medios hebreos como The Times of Israel. «El Estado mató a mi hermana dos veces. Una en octubre, psicológicamente, y una segunda ahora, el día de su 22 cumpleaños, físicamente».

Shiral Golan apareció el pasado domingo en el patio de su casa. Era el final que todos temían. «Siempre estábamos con ella. No nos movíamos ni un milímetro de su lado. Hasta mi madre se vio obligada a jubilarse para atenderla... Y la única vez que la hemos dejado sola se ha quitado la vida», lamentó Eyal. «Le pedí a mi hermana que buscara ayuda y siempre me decía que el Estado no le ofrecía recursos. La ha matado», insistió apuntando el dedo acusador hacia el Gobierno de Benjamín Netanyahu, que aún no ha logrado liberar a los cerca de cien rehenes que todavía tiene Hamás en su poder tras los ataques del 7 de octubre que desataron el actual conflicto armando en Gaza.

Lograron esconderse y huir

El Ministerio de Bienestar y Seguridad Social ofreció su versión y recordó que brinda apoyo a los supervivientes a través de una serie de programas. Anima, además, a los afectados y a sus familiares a contactar con el servicio de asistencia telefónica del organismo. El estrés postraumático es un trastorno de la salud mental muy complejo y de difícil tratamiento. Se desencadena tras experimentar o presenciar un hecho aterrador. Pesadillas y ansiedad acompañan al paciente en un viaje en espiral cuesta abajo dando vueltas de manera incontrolable a un trágico recuerdo. Atrapados en ese bucle del 7 de octubre del 2023.

Shiral Golan y su pareja disfrutaban de aquel festival de música junto a miles de asistentes. De repente, se vieron en un escenario apocalíptico con miembros de Hamás llegados desde Gaza ejecutando a quienes se cruzaban en su camino. Durante aquella jornada hubo 1.200 muertos en esta región fronteriza. Golan y su acompañante pudieron ocultarse. Subieron a un vehículo para huir. Pero vieron cómo otros automóviles eran asaltados y sus ocupantes ejecutados. Optaron por agazaparse tras unos árboles. Durante horas -interminables y en el corazón del infierno- fueron testigos de aquel horror. Al final, los rescató la policía israelí, que logró salvar a unas 200 personas.

En el recinto donde ese día todo estaba dispuesto para el baile y la música, los agentes encontraron 364 cadáveres, según las autoridades de Tel Aviv. Decenas de ciudadanos más fueron secuestrados y arrastrados a los túneles de Gaza. Shiral Golan se salvó, pero aquel acontecimiento cavó en su mente otro túnel. Sin luz y, como se ha comprobado ahora, sin salida. El estrés postraumático la acompañó en esa deriva hasta el final, aunque nunca fue reconocida como víctima de esa enfermedad, según critica su familia, que se ha sentido abandonada por las autoridades. «Perdí a mi hermana, pero quiero gritar y llorar para que otros no pierdan a sus seres queridos», clama su hermano.

En febrero, el profesor Yair Bar-Haim, director del Centro Nacional de Estrés Traumático y Resiliencia de la Universidad de Tel Aviv, calculó que hasta 30.000 israelíes podrían desarrollar este trastorno como resultado del ataque del 7 de octubre y la guerra posterior, lo que sobrecargaría el ya desbordado sistema de salud mental de Israel.