Trump vuelve a la Casa Blanca para fijar una transición pacífica con Biden

Héctor Estepa
Héctor Estepa NEWARK / E. LA VOZ

INTERNACIONAL

Biden, durante su reunión con Trump en el despacho oval.
Biden, durante su reunión con Trump en el despacho oval. Kevin Lamarque | REUTERS

John Thune, un afín al «establishment» al partido , nuevo líder republicano al Senado

14 nov 2024 . Actualizado a las 10:06 h.

El Trump Force One aterrizó pasadas las nueve de la mañana local en la base militar Andrews, a las afueras de Washington. Por delante, el presidente electo tenía una agenda cargada de reuniones, a la vez que sigue perfilando a su equipo. A las once de la mañana volvía a pisar la Casa Blanca. Allí fue recibido por Joe Biden, deseoso, según su equipo, de mostrar su apuesta por una «transición pacífica», en contraste al tumultuoso cambio de poder de las anteriores elecciones, cuando Trump no le invitó a ir a la Casa Blanca y una turba de sus seguidores asaltó el Capitolio unos días antes de su toma de posesión. La gran ausente fue Melania que declinó la invitación de Jill Biden a tomar el té mientras sus maridos estaban reunidos.

«Bienvenido de nuevo», le dijo Biden a Trump cuando la prensa tuvo acceso al despacho oval. «La política es dura y en muchos casos no es un mundo agradable», respondió el presidente electo a la felicitación del actual. «Pero hoy es un mundo agradable», añadió. La reunión continuó a puerta cerrada durante casi dos horas. Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, desveló después que hablaron de Ucrania y los rehenes israelíes en Gaza. A Biden le preocupa la situación en el frente de guerra europeo y no dudó en manifestar a Trump que el «apoyo continuo» a Ucrania es de «interés para la seguridad nacional» de EE.UU.

Tanto de Ucrania como de la situación de Oriente Medio se ocupará en breve Pete Hegseth, un veterano de guerra y presentador de Fox News, como nuevo secretario de Defensa. Nombramiento que pilló a todo el mundo por sorpresa, incluido al Pentágono. Es otro perfil leal y de línea dura, como los otros miembros de la futura Administración Biden, y un habitual crítico de la OTAN.

Las últimas nominaciones de Trump dejan claro que el apoyo a Israel será unívoco y directo. Mike Huckabee, el exgobernador de Arkansas que dijo que «no existen los palestinos», será embajador en Israel, y Steve Witkoff, amigo personal del presidente electo y un entusiasta defensor de Benjamin Netanyahu, enviado especial para Oriente Medio.

Trump pasó por el Congreso antes de ir a la Casa Blanca. Allí se reunió con los legisladores republicanos, tras obtener la mayoría en el Senado y la Cámara de Representantes. Rodeado de los suyos, se permitió bromear sobre la posibilidad de volverse a presentar (algo que no contempla la Constitución): «Sospecho que no me presentaré de nuevo a menos que digan que es bueno, entonces pensaremos en otra cosa».

Pequeña derrota

Pero en el Capitolio se llevó la primera pequeña derrota. John Thune, senador por Dakota del Sur, será en enero el líder de la bancada republicana en el Senado tras una votación secreta. Se trata de un político afín al establishment del Partido Republicano y al líder saliente, Mitch McConell, con quien Trump ha tenido diferencias en el pasado.

El trumpismo apostaba por el senador de Florida Rick Scott. Había sido apoyado directamente y en público por Elon Musk y Vivek Ramaswamy, que juntos liderarán un controvertido Departamento de Eficiencia Gubernamental, y también por el tertuliano Tucker Carlson, que forman parte del nuevo círculo de confianza de Trump. 

Muchos han visto la votación como una forma de los senadores de decirle al presidente electo: te apoyamos, pero no tienes una carta blanca. Thune dijo este miércoles que «el equipo republicano está unido» bajo la agenda de Trump, pero días antes se negó a apoyar directamente la petición del presidente electo de aprobar a sus candidatos mientras el Senado está en receso, esquivando así la supervisión del legislativo.

Los republicanos se imponen también en la Cámara Baja del Congreso

El Partido Republicano de Estados Unidos ha retenido la mayoría en la Cámara de Representantes, la Cámara Baja del Congreso, asegurándose así el control del legislativo de cara al segundo mandato de Donald Trump, según las proyecciones de algunos de los principales medios de comunicación del país.

Algunas de las principales cadenas de televisión de Estados Unidos han adelantado que, cuando se cumple ya una semana de la elección de un tercio de la Cámara de Representantes, los republicanos habrían logrado obtener al menos 218 de los 435 escaños que conforman la cámara, asegurándose así la mayoría.

De esta forma, el Partido Republicano lograría retener el control de la Cámara Baja y, con su victoria en el Senado, tendría al servicio de Donald Trump el poder legislativo en su conjunto, abriendo la posibilidad de que el magnate lleve a cabo una ambiciosa agenda política en este segundo mandato.

Trump se hizo con la victoria en aquellos comicios frente a su rival demócrata y actual vicepresidenta del país, Kamala Harris, imponiéndose en todos aquellos estados en disputa destinados a decantar las elecciones de un lado u otro. Trump vuelve así a la Casa Blanca cuatro años después de perder las elecciones contra Joe Biden.

Con Trump en la Casa Blanca, el Senado y la Cámara de Representantes a su servicio y la mayoría de jueces del Tribunal Supremo, el Partido Republicano se ve en una situación envidiable y que en pocas ocasiones se había producido en Estados Unidos al tener bajo control los tres poderes del Estado.