Más de cien víctimas mortales y 22.000 desplazados por la guerrilla en Colombia
INTERNACIONAL
El presidente Gustavo Petro anuncia que va a declarar el estado de conmoción interior ante la violencia del Ejército de Liberación Nacional cerca de la frontera con Venezuela
22 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.«El ELN ha escogido el camino de la guerra, y guerra tendrá». Así de categórico fue el presidente colombiano, Gustavo Petro, este lunes, antes de anunciar que va a declarar el estado de conmoción interior, una figura de excepción, para contener la brutal arremetida de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en una zona fronteriza con Venezuela, que deja ya más de cien muertos y 22.000 refugiados, y que parte de los analistas relaciona con la crisis política con el país vecino.
El pasado viernes, un día después del estallido violento, Petro ya había suspendido las negociaciones de paz con ese potente grupo armado, cuya cúpula y más de un millar de sus combatientes se encuentran en territorio venezolano. «Lo sucedido en el Catatumbo no es sino una demostración más del tránsito de las guerrillas insurgentes hacia las organizaciones narcoarmadas», señaló el presidente colombiano, quien añadió que el ELN ha transitado «hacia los caminos de Pablo Escobar, al que escogieron como su guía permanente».
El Catatumbo, fábrica de coca
La crisis se desarrolla en el Catatumbo, una región del noreste colombiano, fronteriza con Venezuela, y que es uno de los epicentros del conflicto armado, siendo la zona con más cultivos de hoja de coca —unas 44.000 hectáreas— de todo el planeta.
El asesinato de una familia en uno de los caminos rurales de la zona, la semana pasada, dio inicio a una ofensiva sin cuartel del ELN contra el Frente 33, de las disidencias de las extintas FARC, el otro grupo insurgente que opera en esta región.
Durante sus incursiones, han asesinado a numerosos líderes comunitarios y exfirmantes del anterior proceso de paz de las FARC, que el ELN considera compinchados con las disidencias y con el Ejército nacional.
Como consecuencia de los ataques, miles de personas han huido de sus casas y se refugian ahora en colegios y estadios de fútbol de las localidades de Tibú, Ocaña y, sobre todo, Cúcuta, la gran capital regional, a un puñado de kilómetros de Venezuela.
En el trasfondo está, sin duda, el control de las rutas del narcotráfico, pero numerosos expertos piensan que la situación política de Venezuela tiene también relevancia en la ecuación.
Lo piensan incluso dentro del Gobierno colombiano: «El ELN quiere controlar la frontera para sus propósitos geopolíticos y sus estrategias a largo plazo», dijo la semana pasada Camilo González Posso, jefe de la delegación de paz de la Administración Petro, que aseguró que el conflicto no es solo por el control del tráfico de cocaína. «Aquí hay otro fenómeno que hay que analizar son los acomodos que se están dando en la frontera en vista de toda una situación internacional y otros componentes a los cuales no me quiero referir ahora», señaló al diario El Tiempo.
Otros analistas son más categóricos y aseguran que el presidente venezolano, Nicolás Maduro, estaría presionando a Petro, después de que el líder colombiano se negase a reconocer su victoria en las urnas el 28 de julio del 2024 y denunciase la represión en Venezuela.
El estado de conmoción interior dará facultades al Gobierno de Bogotá para suspender garantías constitucionales, desplegar al Ejército, emitir decretos con fuerza de ley, y resguardar la frontera, pero antes tiene que ser aprobado por la Corte Constitucional, que ya ha tumbado, en el pasado, más de un intento de declarar esa figura de excepción.
Hasta el momento, han llegado más de 5.000 militares al Catatumbo y Petro ha hablado de ocupar todo el territorio, mientras la situación se complica. En otra región —el Guaviare—, en el Amazonas, una veintena de personas fueron asesinadas en el marco de los enfrentamientos entre grupos de disidentes de las FARC y se teme que el conflicto se extienda.