Noboa gana en Ecuador pero se jugará la presidencia en la segunda vuelta

INTERNACIONAL

La correísta Luisa González logró prácticamente un empate técnico con el mandatario
11 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El hotel LeParc, situado en una de las zonas más acaudaladas de Quito, era un hervidero de seguidores de Daniel Noboa al caer la noche del domingo. Banderas moradas, enseñas ecuatorianas y música a todo volumen se mezclaban con las metralletas y los fusiles de asalto de las decenas de policías y militares que protegían el lugar. Hasta allí estaba previsto que llegase el mandatario más joven de América Latina a celebrar su victoria. Una encuesta había difundido, justo tras el cierre de urnas, que Noboa iba a imponerse directamente en primera vuelta con más de la mitad de los votos.
A medianoche no quedaba allí ni el apuntador. El presidente no había aparecido, los seguidores se habían dispersado cabizbajos y el operativo de seguridad había levado anclas. Los resultados, y no unas encuestas que ya hieden en Ecuador por su descifrable partidismo, habían golpeado a Noboa de bruces con la realidad.
El presidente, de 37 años, ganó los comicios, con un 44,3 % de los votos, pero está prácticamente en empate técnico con Luisa González, la candidata de la izquierda correísta, que creció fuertemente en las últimas semanas, y alcanzó el 43,9 % de los sufragios subida en la ola del creciente anti noboísmo. Quedan un 7,4 % de actas por contabilizar y la diferencia podría todavía reducirse.
El presidente izquierdista Rafael Correa (2007-2017), inhabilitado para participar en las elecciones y exiliado en Bélgica tras ser condenado por corrupción —él lo niega y denuncia persecución judicial— despierta adoración en un tercio de la población, y un contundente rechazo en alrededor de la mitad de ella.
El correísmo se había estrellado en las dos últimas presidenciales ante un Guillermo Lasso que no despertaba en el 2021 grandes pasiones, pero tampoco un tremendo rechazo, y un Noboa que en el 2023 no tenía casi detractores. El Noboa del 2025, en cambio, acumula un índice de rechazo muy similar al de Correa y eso ha acabado por igualar las tornas ante una segunda vuelta, en abril, que se presenta impredecible y que podría definirse por foto finish.
«¿Quién te metió en la cabeza que te pelees con el resto de gente, que le cierres la puerta a todo el mundo, mientras no sea gente que te está lamiendo las entrepiernas? Una prepotencia salvaje, una campaña de niños ricos con Instagram totalmente alejada de la gente», criticó el periodista y analista Luis Vivanco en el portal La Posta, refiriéndose a los últimos meses de presidencia de Noboa.
El mandatario cerró la campaña con un mitin de diez minutos y ni siquiera habló en la noche electoral. Las últimas semanas fueron erráticas. No cedió su puesto a la vicepresidenta Verónica Abad mientras hacía proselitismo político, como mandata la Constitución, impuso aranceles del 27 % a México, algo que el país norteamericano recibió prácticamente llorando, pero de la risa, e ignoró, fundamentalmente, el caso de los cuatro niños de Guayaquil que aparecieron muertos tras haber sido detenidos por el Ejército, en un contexto, además, en el que las críticas a su mano dura aumentan porque la violencia persiste —los asesinatos bajaron un 15 % en el 2024 y los secuestros y la extorsión subieron— a pesar de las medidas del Gobierno.
La correísta González creció en esa marejada. Clave en segunda vuelta serán los votos de la formación indígena Pachakutik, cuyo líder, el izquierdista Leónidas Iza, fue tercero con un 5,27 % de los votos. Otra batalla se libra en el Congreso, que por primera vez desde el retorno a la democracia, en los 70, será dominado por dos bloques hegemónicos: el noboísmo y el correísmo, que controlarán 130 de los 151 diputados, pero no alcanzan, por ahora, la mayoría. Terceros partidos podrían ser claves para la gobernabilidad.