
Con la moción, el partido ultra incrementó su aislamiento de las demás formaciones lusas
22 feb 2025 . Actualizado a las 05:00 h.El primer ministro luso, Luís Montenegro, se enfrentaba este viernes a una de las sesiones parlamentarias más tensas de la legislatura, porque el debate giraría en torno a su vida privada. Aunque el no del hemiciclo estaba garantizado, la Cámara discutió la primera moción de censura contra el Ejecutivo, que el partido de extrema derecha Chega presentó ante el posible conflicto de intereses entre la nueva ley del suelo —que permite recalificar terrenos rústicos en urbanos— y Spinumviva, empresa fundada por Montenegro y transferida a su mujer e hijos en el 2022. A cambio de la tranquilidad que le daba conocer de antemano el resultado, Montenegro debía dar unas explicaciones que la oposición y la sociedad le exigían desde que el asunto fue desvelado por el diario Correio da Manhã, hace una semana.
André Ventura, líder de Chega, inició el debate acusando a Montenegro de «incapacidad y falta de transparencia», y este —cuyos largos silencios ya son una marca de su Gobierno— explicó sus motivos para fundar la empresa, detalló sus actividades, facturación y planes de inversión. El líder socialista, Pedro Nuno Santos, insistió en que Montenegro «debe dar explicaciones a todo el mundo» y, pese a haber anunciado su voto en contra, dijo que no debía ser visto como «un voto de confianza».
«Ofrecí todos los esclarecimientos, expuse mi vida personal, profesional y hasta familiar de forma que nunca he visto a nadie hacerlo hasta ahora», zanjó el primer ministro, que se negó a dar detalles sobre los clientes de Spinumviva. Tener una «empresa inmobiliaria no tiene relación directa con la ley del suelo, incluso aunque el objeto social de la empresa sea exclusivamente inmobiliario».
Con la moción, Chega incrementó su aislamiento de las demás formaciones, que además aprovecharon para afear a los radicales que apenas buscaban desviar la atención de sus graves escándalos internos de las últimas semanas. «Mire a los portugueses a los ojos y pida disculpas por todo su oportunismo político», dijo la líder del Bloco de Esquerda, Mariana Mortágua, a Ventura, y le recordó que en su partido hay varios miembros con empresas inmobiliarias que votaron a favor de la polémica ley del suelo. «La demagogia se vuelve en contra de los demagogos», enfatizó Paulo Núncio, líder parlamentario de CDS (dentro de la coalición de Gobierno).
La izquierda llevó entonces el debate a la propia ley del suelo: Mortágua y Rui Tavares, de Livre, pidieron a Montenegro que revocara la medida, porque creen que puede dar pie a la especulación.
Montenegro defendió la ley y, de forma explícita, añadió que «no es posible» liderar un Gobierno y un país bajo «sospechas de idoneidad». Entre este meticuloso escrutinio, es difícil no recordar las exigencias que él hizo desde la oposición a su predecesor, António Costa, que acabó dimitiendo por sospechas que un año después aún parecen infundadas.