Más de 1.300 muertos en la matanza perpetrada por el nuevo Ejército sirio

J. Gómez Peña / a. a. BILBAO / COLPISA, LA VOZ

INTERNACIONAL

DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

El país sufre cuatro días de violencia inaudita desde la caída del régimen de Al Asad

10 mar 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

La masacre que se perpetró en respuesta a los ataques de grupos afines al derrocado presidente Bachar al Asad contra las fuerzas de seguridad de la nueva Administración siria en la costa mediterránea se ha cobrado más de 1.300 vidas, entre ellas las de 830 civiles, en la peor ola de violencia en años que ha sufrido el país, según las cifras aportadas ayer por la oenegé Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

Familias enteras, incluidas mujeres, niños y hombres que se hallaban fuera de combate, han muerto asesinados, según el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Es el terrible coste de una revolución que el pasado diciembre derrocó a Bachar al Asad y supuso la llegada al poder de Muhammad al Golani, el líder de la salafista organización Hayat Tahrir al Sham (HTS).

El país vuelve a estar a las puertas de una guerra civil. Desde el pasado jueves no cesan los combates entre grupos armados leales al antiguo régimen y las tropas de los nuevos gobernantes.

«Están matando a familias enteras. A niños. Hay muchos cadáveres en las calles», denuncian las oenegés. Las redes sociales se han llenado de vídeos que muestran cadáveres por el suelo. En otra grabación se ve a alauíes obligados a aullar como si fueran perros. Las desproporcionadas represalias del nuevo Ejército sirio se han centrado en la comunidad de Al Asad. Según el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Abdelrahmán, las «masacres» de civiles se cometieron en Baniyas (en la provincia de Tartús), en zonas rurales de Latakia y en municipios como Al Qardaha y Jableh, donde estalló la revuelta el jueves.

El Ministerio de Defensa sirio ha creado una comisión de emergencia y se ha comprometido a «llevar ante los tribunales» a los responsables de esta matanza.

«Tememos que estas matanzas afecten a la paz civil en Siria», dijo Abdelrahmán. Su organización tiene información de primera mano sobre el terreno. El país, asegura, está «dividido» entre los que apoyan a las familias de las víctimas y las fuerzas armadas de las nuevas autoridades.

Llamamiento a la unidad

Las hostilidades estallaron el jueves después de que insurgentes alauíes atacaran a las fuerzas de seguridad en la localidad de Jableh, en Latakia. Y aún hay «combates callejeros» en esa zona y en Tartús. Pero las autoridades sirias confían en aplacar la violencia en las próximas horas. Tras imponer un toque de queda y enviar refuerzos a las zonas costeras, el Ministerio de Defensa indicó ayer que sus efectivos han recuperado el «control total» en Tartús y Latakia, y que avanzan en uno de los últimos escenarios de conflicto, Jableh.

El presidente de transición del país, Ahmed al Shara, hizo un llamamiento a la calma y reivindicó la unidad frente a «los restos de un antiguo régimen que han intentado poner a prueba a una nueva Siria que no conocían».