Identificados cuatro menores que planificaron un tiroteo masivo en un instituto de Argentina: «Ya tengo las armas»

La Voz

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Los adolescentes crearon un grupo de WhatsApp para orquestar el ataque. «Persona a la que vean, persona a la que le disparan», pedía la administradora del chat al resto de los integrantes

06 abr 2025 . Actualizado a las 13:18 h.

Un alarmante suceso ha causado conmoción en Argentina tras destaparse una conversación de WhatsApp en la que un grupo de adolescentes planificaba con excesivo detalle un ataque en su instituto. El caso salió a la luz cuando uno de los estudiantes involucrados compartió con sus padres capturas de pantalla de un grupo llamado tiroteo escolar. En este chat, al menos cuatro adolescentes de entre 13 y 16 años que ya han sido identificados, orquestaban la ejecución de una masacre dentro de la Escuela de Educación Media número 4 de la localidad de Escobar, en la provincia de Buenos Aires.

En la conversación, en la que también se compartieron audios, la supuesta líder del grupo aseguraba tener acceso a diversas armas de fuego, propiedad de su padrastro, y explicaba sus compañeros la forma en la que accederían al centro educativo para disparar indiscriminadamente contra todos los que se encontraran a su paso.

Tras la denuncia presentada de forma conjunta por las autoridades escolares y un grupo de padres, la Fiscalía decidió solicitar una orden de allanamiento para intentar localizar las supuestas armas. Además, como medida preventiva, se impuso una restricción perimetral para impedir a los adolescentes acercarse al instituto durante al menos cuatro meses.

En el grupo de WhatsApp había al menos ocho menores aunque solo cuatro de ellos participaban en la conversación. «Básicamente lo que vamos a hacer es un tiroteo, ya tengo las armas porque mi padrastro las tiene. Tenemos que ir al colegio. La pregunta es, ¿ustedes quieren hacerlo?», preguntaba la administradora del chat según se puede apreciar en las capturas de pantalla que se difundieron rápidamente entre los grupos de padres.

Según la investigación, la planificación del ataque empezó a preocupar a algunos de los miembros del grupo, todos ellos menores de edad, por lo que decidieron avisar a sus padres.

La administradora del macabro chat llevaba días dando las indicaciones al resto de sus compañeros: «Vamos a entrar por la entrada principal, como siempre, luego irán dos arriba y dos abajo. Acá no es que ustedes elijan a quién mierda le van a disparar, ustedes persona que ven, persona a la que le disparan, sin importar. El que toca, toca, ¿okey?».

Incluso amenazó de muerte a los alumnos para evitar que se arrepintieran de sumarse al plan. «No me gusta gastar mi tiempo, si se arrepienten a último momento, ya sea estando en la escuela, lo siento mucho pero los disparos no serán solo para los estudiantes, sino para el que se arrepienta también», aseguró.

En la conversación se explicaban las características de las armas que iban a utilizar y la forma en la que funcionaban: «La Uzi calibre 22 es corta y entra en la mochila, hay que disparar en forma de ráfaga», relataba en el chat uno de los estudiantes.

Al menos cuatro de los miembros del grupo participaron activamente en la planificación del atentado. Tanto padres como autoridades educativas manifestaron su preocupación por los violentos mensajes que salieron a la luz. Uno de los jóvenes compartió su deseo de «agarrar a un estudiante y obligarlo a que abra la boca para después dispararle».

En un momento dado uno de los alumnos muestra inquietud por las posibles consecuencias de sus actos. «¿Podemos hacerlo ahora, a esta edad, y escapar?», pregunta explicando a la líder del grupo que no tiene intención de matarse tras ejecutar la masacre. «¿Entonces hacemos el tiroteo y nos matamos?», pregunta otro de los jóvenes a lo que la administradora responde: «por mi parte yo sí lo voy a hacer».

Fuentes policiales cercanas a la investigación aseguraron que durante los registros a las casas de los adolescentes no se encontraron armas, pero sí se incautaron los teléfonos de los alumnos y algunos ordenadores.

Según recoge el periódico Clarín, el fiscal asegura que no existe «una medida cautelar privativa de la libertad porque la gravedad del hecho no lo amerita», pero no descarta que al final de la investigación pueda haber consecuencias para los estudiantes pese a su edad. «Más allá de que sean niños no punibles no significa que el proceso penal no actúe. Muchas veces hay un imaginario social de que los niños no tienen un proceso penal porque son menores de 16 años, pero a pesar de que no sean punibles si hay un proceso penal», asegura.